(V) La insoportable vecindad de los podemitas: Rodrigo o las raíces del odio

La estatua de Lorca en Santa Ana. Foto de Cristóbal Mnauel
La estatua de Lorca en Santa Ana. Foto de Cristóbal Manuel

«De ahora en adelante el maestro Rodrigo representará para mi última neurona el ejemplo extremo de los empachos ideológicos, de ese odio que en la actualidad alimenta el Poder»

Me ha crujido el corazón pero esta mañana me he despedido de él, en vida y para siempre. Al maestro Rodrigo, al que nunca mas volveré a hablar, y que  conocí hace ya más de dos años en la Plaza de Santa Ana de Madrid y desde entonces hemos platicado en ese espacio, mentidero de la Villa y Corte, muchas mañanas.
 
Y hoy, en la despedida, recuerdo aquella mañana de invierno que nos presentamos: En las manos de ofrenda de la estatua del poeta Federico García Lorca había un casco de litrona y Rodrigo, trataba de limpiar el monumento. Le ayudé a retirar el casco y comenzamos a hablar. Acababa de cumplir los ochenta y en seguida me dijo que era un vecino, que desde hace mucho tiempo vivía en un cuartito gris, con derecho a lavabo y pensión completa, de una pensión de la calle Atocha. Cuando tiré la botella a la basura me dijo : “Estas son las consecuencias del botellón. A estos zánganos borrachos les daba yo otra guerra para que pensaran en cosas serias”.
 
En estos años Rodrigo me ha hablado mucho sobre la soledad y la necesidad de comunicación. En su infancia quedó huérfano por la Guerra Civil. Emigró en la posguerra. Trabajó duro y las pasó canutas para comer y por su ideología comunista. En el “Partido” llegó a ejercer un cargo de responsabilidad y en el intervalo de muchas mañanas me ha contado como el “polit-bureau” no  se portó del todo bien con él. Pero que, a pesar de la traición asume que sus verdaderos enemigos son los curas, todos los curas y los fascistas, esos de la derecha.
 
El maestro fuma, y fuma y, como yo, madruga. No duerme bien. Y conozco, también de su mano, la historia cotidiana de como ha dejado de comprar el tabaco en uno de lo estancos del barrio que abre a las ocho porque “el dueño es un facha” y, por eso, se gasta unos céntimos más en el bar, «para no dar un euro a la derecha«.
 
Le gusta hablar y la “cháchara” es  su entretenimiento, su vida en definitiva  en el espacio público de la plaza, donde pasea todas las mañanas, y donde yo le encontraba como hoy, y por respeto a los mayores, le daba unos minutos de diálogo y compañía. Pero de hoy no pasa. Nunca más, porque toda buena historia debe tener un final. Y reconozco, me apena  que hasta esta mañana insisto, me preocupaba el haber contemplado como, con el paso de los días y los meses, se quedaba solo, sin tertulianos. Esa soledad, que  le atormenta según me ha confesado en innumerables ocasiones… y  es que conste, también entiendo a esos vecinos que no aguantan  sus improperios, delirios ideológico y su airado monotema:! “Qué lastima que no vuelva Zapatero, el único hombre bueno que queda en España, porque Sánchez ha demostrado que no tiene cojones.., lo ha tenido en su mano junto a los jóvenes de Podemos y el cobarde ha olvidado que los curas son peores que Bin Laden… Siempre igual”.
 
Como se habrán imaginado Rodrigo no sabe de las redes sociales de internet. El solo oye la radio, la Cadena Ser. Y para darles mas detalles les diré que Rodrigo padece de hipertensión, y por ello, en  muchas ocasiones le he dicho que no puede, ni debe por su salud, empezar, cada día, con tamaño cabreo. porque gobierne otra vez el PP que mangonea Rajoy,  pero él siempre sincero y de frente,  me ha contestado que las tardes, al anochecer, son todavía peores, cuando se refugia junto a su soledad en el cuarto y enciende la radio.
 
Desde que le conocí asumí sobre su empacho de ideología: Sus ideas son tan grandes que no le queda un retalito en el cerebro que le procure bienestar. Mastica un odio que le reconcome las entrañas y, cada día  me ha mostrado un perfil nuevo de su peor cara, marcada por la sangre y la guerra civil. Hasta hoy que después del buenos días, me ha espetado que siente que no se mueran todos los votantes del Partido Popular. Y con la educación que me enseñaron mis padres de respeto a los mayores le he contestado que no tengo nunca más que hablar con él.
 
A partir de hoy estoy seguro le veré muchas mañanas por la calle Atocha pero de ahora en adelante el maestro Rodrigo representará para mi última neurona el ejemplo extremo de los empachos ideológicos, de ese odio que en la actualidad alimenta el Poder y el populismo político predispuesto al enfrentamiento que nos invade.

Manuel Artero Rueda

Manuel Artero Rueda ha dedicado toda su vida profesional a la televisión en la empresa pública RTVE donde, en los últimos veinte años, y después de haber trabajado como ayudante de producción y realización. ha realizado su oficio de periodista como reportero en el programa Informe Semanal, para el que ha realizado mas de trescientos reportajes. Licenciado por la Universidad Complutense, es autor del libro "El reportaje para televisión un guiño a la noticia" , un práctico temario con el que ha impartido clases tanto en el Instituto Oficial de RTVE como en el máster de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Desde el ERE inventado por Zapatero para TVE, dedica su esfuerzo y trabajo esta "La Paseata" un sencillo blog personal que con el paso de los últimos años, se ha convertido en una modesta revista electrónica en la que colaboran un grupo de amigos a los que une el amor a España.

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