La mentira es la fuerza más importante que mueve el mundo. Por José Crespo

Los sacrificios humanos durante el Imperio Azteca
Los sacrificios humanos durante el Imperio Azteca

«Nadie niega que hubo malas acciones en la conquista, asentamiento y poblamiento pero existió la ley y el orden y en absoluto hubo exterminio, que en cambio sí existió en Australia o Norteamérica y por supuesto en México»

El otro día escribí unas líneas tituladas «Ignorancia y maledicencia» dedicadas al patán AMLO y realmente me conducen al titular que empleo hoy, una frase del francés J. F. Revel que nos dice que la mentira es la fuerza más importante que mueve el mundo lo que nos lleva directamente a las dos circunstancias de mis sencillas líneas: la ignorancia y la maldad.

Como me opongo a esa premisa creo que la fuerza que debe mover el universo no puede ser otra que el amor, y en esa línea debemos buscar la verdad, pues solo se puede luchar por algo que se ama, amar aquello que se respeta y respetar lo que se conoce.

Nadie niega que hubo malas acciones en la conquista, asentamiento y poblamiento pero existió la ley y el orden y en absoluto hubo exterminio, que en cambio sí existió en Australia o Norteamérica y por supuesto en México, tras la emancipación.

Que hoy hay muchos nativos que piensan lo contrario, por supuesto, son centurias de desventaja de propaganda anglosajona en sentido contrario. Busquen y lean sobre la guerra de Pontiac y sobre el Sendero de las Lágrimas.

Una señora apellidada Maldonado me criticaba:  «Te sobró hablar de los sacrificios, los que venían de la península ibérica no eran un dechado de virtudes, eran una partida de ambiciosos, violadores, mezquinos, sin más principios que el pillaje. Y los clérigos -soy católica, pero no ignorante- traían la inquisición», me temo que tampoco esta señora sabe los que eran las listas de pasajeros a Indias y las exigencias para el viaje, así como sobre la Inquisición tanto en España, América como en el resto de Europa.

En todo caso fueron los antepasados de esta señora, pues los míos estaba tranquilamente en la península ibérica, y sobre todo los responsables del genocidio cometido tras la independencia al quedar los indios desprotegidos siéndoles arrebatadas las tierras.

¿Puede ser quizá que AMLO, a quien el cargo le está demasiado grande desvía la atención para olvidar que debería solicitar a Trump que  pida perdón por haberle arrebatado a la República mejicana el 52 % de su territorio, o  también reclamar un perdón por agravios a Francia (por la invasión a la república mejicana)  y declarar un imperio bajo un Habsburgo ,que terminó en una guerra civil sangrienta y con la victoria del presidente  Mejicano Benito Juárez benemérito de las Américas.

«Señor AMLO le recuerdo una y otra vez  que si México existe es gracias a España, pues como país no existía en 1519»

Señor AMLO le recuerdo una y otra vez  que si México existe es gracias a España, pues como país no existía en 1519. Aquello como toda América era un mosaico tribal que no formaban cuerpo alguno.  En lo que es hoy es México, la mayoría de los pueblos estaban como mínimo hartos, Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan. Esos pueblos oprimidos, por unos aztecas recién llegados hacía solo 250 años antes que los españoles, colaboraron con ellos en derrotar a los aztecas. Tuvo mucho que ver la diplomacia, el factor sorpresa, sobre todo las las rivalidades internas, la alianza de pueblos enemigos de los aztecas que eran unos auténticos invasores. Los aztecas serían derrotados no sin antes oponer una dura resistencia como correspondía a un pueblo de guerreros.

Hernando o Hernán Cortés estableció una serie de alianzas con estos pueblos mexicas descontentos y encabezó una revolución para derrocar a esa jerarquía sangrienta. La cultura azteca, según las evidencias históricas,  se valía de los pueblos sojuzgados para realizar sacrificios humanos durante tres meses de festejos. Se calcula que entre 20.000 y 30.000 personas morían cada año para alimentar estas malditas ceremonias. Las cifras varían según  las fuentes pero todas convergen en la misma conclusión: la ingente cantidad de sacrificios humanos que perpetraban anualmente los sacerdotes mexicas antes de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, y España supuso una liberación de todo eso. Los tlaxaltecas fueron unos fieles aliados que luego ayudaron a la expansión de la frontera del norte llegando con Juan de Oñate a Nuevo México.

El ritual azteca para acabar con la vida de la víctima siempre era el mismo, se encuentra relatado en los textos, en primer lugar, cuatro sacerdotes sujetaban los brazos y las piernas de la víctima que iba a ser asesinada, que era ubicada en lo alto de una pirámide, a continuación un quinto religioso abría el pecho del desdichado con un afilado cuchillo de obsidiana y le arrancaba el corazón, que aún palpitante era ofrecido a los dioses, o comido directamente.

La conversión de los indígenas fue una liberación pues se dejaba a un dios particular de los líderes, para adoptar el Dios de religión católica, un Dios con el que cualquier podía hablar y rezarle y que era un Dios del perdón, no del sacrificio humano. Esas antiguas creencias de los pueblos mesoamericanos fueron eliminadas pues por encima de cualquier acción militar estaba la conquista espiritual. Numerosos grupos de indígenas se resistieron a abandonar sus creencias, pero al paso del tiempo el catolicismo se arraigó en la población india y mestiza. A los rituales religiosos se incorporaron formas de celebración y de culto, que tienen su origen en las tradiciones antiguas y que dieron al catolicismo popular una personalidad propia.

Tras la independencia de México, el país estaba profundamente desgastado tras once años de guerra intensiva. El Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a México el 13 de mayo de 1846, lo que le permitiría conservar Texas y apropiarse de los codiciados territorios de Alta California y Nuevo México. Desde ese año hasta 1853, perdió casi tres millones de kilómetros cuadrados: En 1836, Texas; entre 1846-1848, prácticamente la mitad del territorio, y en 1853, La Mesilla, casi 80 kilómetros cuadrados más al sur de los estados de Arizona y Nuevo México.

«No sé si a AMLO le sería más apremiante exigir disculpas de EEUU por esta apropiación de territorio sumándole a ello el trato que se da a sus inmigrantes»

No sé si a AMLO le sería más apremiante exigir disculpas de EEUU por esta apropiación de territorio sumándole a ello el trato que se da a sus inmigrantes y a los de toda centro América cuando saltan la frontera de territorios que sí pertenecían a una república mejicana por herencia de España, tierras de la Nueva España.

Nadie que va a robar, matar y saquear le da el nombre de su propia tierra, traslada los nombres de sus ciudades de origen y los de sus más profundas creencias. 

Cuando los españoles llegaron a lo que hoy es México, no constituía un país. Eran como ya he dicho un conjunto de pueblos subyugados por un grupo poderoso y sangriento.

Pedir disculpas por la conquista del imperio azteca  es como si España exigiera a Francia que pidiera perdón por el comportamiento de los soldados de Napoleón cuando invadieron su país y pusieron un títere de rey, con la diferencia que España era un estado constituido.

O pedir cuentas a Roma por la Guerra de las Galias o por la invasión de Hispania.

Recuerde señor AMLO que durante el  gobierno mejicano  del general Porfirio Díaz el gobierno persiguió indígenas yaquis, a los mayas, a la comunidad china y ocasionó multitud de abusos y muertes. Creo que en este caso quizás debería pedir disculpas el gobierno mejicano  a estos pueblos .

Por todo lo dicho señor AMLO, considerando que en 1519 no existía México, si con 550 hombres, de ellos 50 marineros, 16 caballos y 4 perros, Hernán Cortés conquistó, pacificó y unificó lo que hoy es su país, y con su llegada acabaron los sacrificios humanos, se reguló la protección de los indios, la jornada laboral y el descanso dominical (todavía no existía la OIT).  Creo humildemente que no debía exigir perdón, debía felicitar la memoria de Hernán Cortés.

José Crespo

José Antonio Crespo-Francés. Soldado de Infantería Española, Doctor en Artes y Humanidades. Enamorado de Aranjuez la ciudad donde vivo, Colaborador en radio y publicaciones electrónicas, autor de trabajos históricos dedicados al Servicio Militar y Valores, y a personajes en concreto como Juan de Oñate, Vázquez de Coronado, Blas de Lezo o Pedro Menéndez de Avilés y en general a Españoles Olvidados en Norteamérica y Españoles Olvidados del Pacífico. Rechazo la denominación de experto, prefiero las de "enamorado de" o "apasionado por". Si Vis Pacem Para Bellum

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2 comentarios

  1. Cristina Martin Ortega

    Magnifico, cierto y muy bien relatado. Una gran lección de historia con claridad y sin tapujos. Gracias

    1. Jose Antonio Crespo

      Gracias a usted por sus palabras Cristina,

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