
«Alguien me dijo una vez que hay quién nace con estrella y hay quien nace estrellado. Y curiosamente no depende del nivel monetario de la familia, ni del nivel intelectual del sujeto»
Alguien me dijo una vez que hay quién nace con estrella y hay quien nace estrellado. Y curiosamente no depende del nivel monetario de la familia, ni del nivel intelectual del sujeto, ni tan siquiera de su voluntad, blandengue o de hierro. Solo la facilidad para las habilidades sociales lo hacen posible, tanto ahora como antaño. Esto lo hace algo fuera de todo nuestro control, al menos por el momento. Otra cosa será el día en que se puedan manipular las cadenas genéticas a voluntad. Esto, ¡oh! horror, es algo que no puede gustar a las élites, por igualar a la sociedad por arriba y no por abajo como quiere el comunismo.
La facilidad en habilidades interpersonales, vale para la sociedad de los años cuarenta y cincuenta incluso sesenta del siglo pasado en la dicta blanda y también en todo tiempo pasado y lugar, presente, pasado o futuro y en todos los siglos habitados por la humanidad.
«Hay individuos que se saben vender muy bien, de manera natural, innata, o porque han aprendido a hacerlo tras años de esfuerzo»
Hay individuos que se saben vender muy bien, de manera natural, innata, o porque han aprendido a hacerlo tras años de esfuerzo. Otros no, algunos como yo mismo, no aprenderemos nunca porque o somos bobos de nacimiento o demasiado buenos con los demás. Como dice el dicho: “Hay que dar una de cal y otra de arena”. O como dice otro: “Piensa mal y acertarás”.
Esto que se demuestra palpablemente al hacer el ridículo y fracasar estrepitosamente con el sexo femenino, generalmente por ingenuo y buena persona, es también cierto en todos los ámbitos de las relaciones humanas. Después de hacer el bobo durante casi toda mi vida, por fin se me ha abierto una lucecita al final del túnel, como ese que dicen que se ve a la hora de morir, y esa lucecita dice parpadeante: “pero mira que eres gilipollas, más de sesenta años y todavía no has aprendido a que no tienes que fiarte ni de tu padre”.
Pues sí, es verdad, no he aprendido, porque el temperamento es algo que o no cambia o lo hace muy poco a poco, de ahí dimana otro refrán muy español: ”genio y figura hasta la sepultura” y mira que es odioso. Pero que le vamos a hacer la forma tanto del fenotipo, como del genotipo viene impuesta por la naturaleza y nada podemos hacer para cambiarla.
«Ese es el asunto o la razón por la cuál, para la izquierda es tan importante, mal educar o educar en sus creencias a las masas»
En ese sentido la cuestión de las creencias, tanto religiosas, como políticas, que vienen a ser otro tipo de creencia religiosa, sobre todo entre la ultra izquierda. Estas creencias vienen impuestas desde el mismo momento en que se configura genéticamente nuestro cerebro, de manera que la libre elección de creencias es un absurdo desde su planteamiento, porque en la necesidad de planteárselo ya está implícita la respuesta sea esta cual sea. Ese es el asunto o la razón por la cuál, para la izquierda es tan importante, mal educar o educar en sus creencias a las masas, que quieren dominar, lavando cerebros a base de ir cavando poquito a poco en las sinapsis pre configuradas de los individuos esas de su propio pensamiento y genética.
Esto es un imposible, pues no se puede ir contra natura, pero si desde la más tierna infancia lavan el cerebro de nuestros hijos, al final conseguirán, si no borregos, que siguen a rajatabla las consignas, si gente que no sabe a ciencia cierta cuáles son sus verdades intimas, aquellas con las que nacieron y no las convicciones políticas y sociales que les han sido impuestas. ¿Y dónde se impone esta predisposición”… Respuesta: “querida amiga…”. “ En la escuela en la EGB y en la ESO.
A esto se le suele llamar “lavado de cerebro” Esta es la razón por la que Celaá que llevó a sus hijas a un colegio privado, no sé si concertado o no, quiere que el resto de españoles lleve a sus vástagos a colegios estatales, donde ellos, los socialistas los ingenieros sociales, pueden practicar a gusto el arte de intentar conformar las sociedades mediante la manipulación del pensamiento y yendo más lejos incluso con la cárcel y la tortura si es para mentes ya muy formadas.
«De manera sutil, implacable e imperceptible lo van haciendo en las clases ante los engañados padres, que creen que sus hijos están siendo educados en los valores tradicionales»
De manera sutil, implacable e imperceptible lo van haciendo en las clases ante los engañados padres, que creen que sus hijos están siendo educados en los valores tradicionales, los que ellos defienden para su núcleo, que en definitiva es el garante de que la cultura occidental basada en la cohesión familiar, alrededor del Portal de Belén, no como religión, si no como ejemplo de unidad familiar, algo cercano que protege y que da calor humano. Algo que nos hace importantes por pertenecer a una Cultura determinada, que muchas veces quieren destruir, importando seres humanos, tan buenos o malos como nosotros mismos, porque esa es la base para llegar a dominarlo todo, vaciar de cultura propia a la sociedad. Importan seres humanos tan valiosos como nosotros mismos, pero con un propósito espurio, porque sus valores, no digo si buenos o malos, son radicalmente distintos a los nuestros.
Pienso que, tras dos mil años de cultura occidental, sería caerse con todo el equipo no parar los pies a estos revolucionarios de medio pelo. Eso se hace en las pequeñas luchas diarias, en los convencimiento personales, en algo que está por encima del tiempo y los lugares, se hace a la hora de votar un partido de gobierno nacional y también regional, incluso municipal. No seamos bobos de baba, alejemos el complejo de egoístas, los seres humanos han de serlo para sobrevivir y preservar su herencia genética, la propia, no la de otros grupos más digamos “socializados para el mal común y las dictaduras”, de esos individuos ya tenemos bastantes en esta nuestra piel de toro. Aunque sus cifras vayan cayendo en picado, y el terreno vestido de morado sea ahora un juego de despecho de enamoradas que airean los trapos sucios escondidos en tarjetas de teléfono, nunca está de más dar un empujoncito, por mucho que nos llamen hijos de puta.
Es así, he tardado sesenta y cinco años en entenderlo, pero al fin lo sé… es algo propio de la esencia de los seres humanos como rama escindida del universo primate. Y aunque sea de mal café hay que hacerlo, rematar, en defensa propia de nuestra individualidad, de nuestra libertad y nuestra Constitución. Este domingo todos los españoles orgullosos de serlo tendrían que salir, tanto en Galicia como en El País Vasco a votar, para defender la unidad de su país, que es grande y fuerte gracias a que está unido y no por la gracia de los que quieren destruirlo en cachitos. Votad bien, votad libertad y unidad. Alguien me dijo una vez que hay quién nace con estrella y hay quien nace estrellado, no dejemos que nos estrellen.