
«De esta familia sus descendientes conservan la capilla que hicieron en la cuadra donde guardaba los animales San Isidro en la actual calle del Pretil de Santisteban»
La devoción a San Isidro viene de lejos y como no podía ser de otro modo llegó de la mano de un madrileño, el que fuera reconquistador de Nuevo México don Diego de Vargas Zapata Luján y Ponce de León en 1692.
Recordemos que la familia Vargas y en concreto Iván de Vargas era el patrón de San Isidro quien trabajaba en sus tierras.
De esta familia sus descendientes conservan la capilla que hicieron en la cuadra donde el santo guardaba los animales en la actual calle del Pretil de Santisteban en Madrid en la Cava Baja y que preside una pintura con el retrato de cuerpo entero de don Diego de Vargas.
Cada año siempre hay algún viajero de Nuevo México que acude a la capilla.
Cuando estuve en Nuevo México en 1998, durante quince días, al marcharme un amigo de la Guardia Nacional me trajo al aeropuerto de Albuquerque un bello presente que guardo con todo respeto y amor. Es una sencilla configuración de cuatro imágenes que representan a San Isidro con su hijo y los dos bueyes arando, su autor, un campesino llamado Pedro Tapia que lo hizo para mí con su cuchillo de campo.