(2) Valenciano, Mallorquín y Lemosín. Las grandes mentiras históricas, Kilómetro Cero del Separatismo Catalán. Por José Crespo

«Los mozárabes valencianos que tiempo atrás, habían huido hacia el Pirineo y noroeste peninsular buscando refugio en tierras cristianas, regresaban ahora como repobladores cristianos, hablando su romance valenciano que incluso fue traducido al lemosín»
En el libro de Antonio Ubieto Arteta, que estudia el «llibre del Repartiment» y el «llibre dela Avehinaments», (1981, primera edición en 1971, Orígenes del Reino de Valencia. Zaragoza), denuncia y demuestra que los repobladores venidos de la Marca Hispánica (la actual Cataluña) son escasos (1’2% en 1387, 4’2% en 1401 y 2’5% en 1475) , por lo que su influencia en el hablar romance, romance valenciano, fue mínima. Pero además muchos de estos repobladores eran mozárabes valencianos que tiempo atrás, habían huido hacia el Pirineo y noroeste peninsular buscando refugio en tierras cristianas y que bajo la presión demográfica, el desarraigo y la escasez de medios de subsistencia en aquellas tierras norteñas, regresaban ahora como repobladores cristianos, hablando su romance valenciano que incluso fue traducido al lemosín.
César Vidal también nos hablaba de que en el siglo XVI el canónigo de la catedral de Mallorca Gregorio Genovar se quejaba de que la obra de Raimundo Lulio o Tamón Llul, Blanquerna, no se había traducido al valenciano, se había escrito en mallorquín, lo que quiere decir que ambas lenguas se consideraban diferenciadas. Entonces le pide al presbítero y doctor Juan Bonbalij, de Queralt en la actual provincia catalana de Tarragona, doctor en artes y teología que la tradujera del mallorquín… ¡al valenciano!, por conocer a Lulio y su obra aunque la lengua de Bonbalij era el lemosín pues era de tierras catalanas. Finalmente se publica en 1552 y Bonbalij afirma «…el cual libro ahora se ha traducido y dado a la prensa en lengua valenciana, según que, conociéndome apasionado de la ciencia luliana, me rogó tomara yo de esto el encargo aunque no sea docto ni muy limado en dicho idioma por serme peregrino y extranjero», reconociendo con ello que el valenciano no es su lengua y que lo ha traducido por ser conocedor de la obra de Lulio.

«La obra en valenciano, como repetiremos una y otra vez, tiene todo un renacimiento y un Siglo de Oro anterior al renacimiento del castellano»
La obra en valenciano, como repetiremos una y otra vez, tiene todo un renacimiento y un Siglo de Oro anterior al renacimiento del castellano y en cambio paralelo al renacimiento italiano. En ese tiempo el valenciano, el mallorquín y el lemosín son contemplados como lenguas diferentes y diferenciadas pues se traducen obras de una lengua a otra.
Los grandes autores del renacimiento como Fray Antonio Canals, Arnau de Vilanova, el médico Jaume Roig, Joan Roig de Corella, Ausías March, San Vicente Ferrer o sor Isabel de Villena afirman que lo que ellos siempre hicieron fue seguir la vulgar valenciana lingua. Por lo que podemos concluir que el valenciano no es una dialecto ni mucho menos del catalán, lengua distinta con relaciones mutuas por supuesto pues todas derivan del latín.
«Los falsarios catalanistas se emperran en hablar del “segle d’or de les lletres catalanes”, pero el único Siglo de Oro que hubo fue el de las letras valencianas»
Los falsarios catalanistas se emperran en hablar del “segle d’or de les lletres catalanes”, pero cabe preguntarles…¿qué lletres?, si el único Siglo de Oro que hubo fue el de las letras valencianas en su inmensa mayoría.
A esta ‘lengua romance’ la llaman Valenciana los escritores que la utilizan (Antonio Canals, Jaume Roig, Roiç de Corella, Ausias March, Vicente Ferrer, Sor Isabel de Villena, etc. …). Joanot Martorell y los literatos valencianos más libres de espíritu, adoptan el término: ‘la vulgar valenciana lingua’. (Menéndez Pidal).
[1095] Ya en tiempos del Cid Campeador los cristianos del siglo XI eran bilingües. En la Crónica General del Campeador, después de apoderarse de Valencia: ‘encargó de la custodia de sus puertas y murallas a peones cristianos de los almoçaves que eran criados en tierras de moros’, ya que ‘fablavan asssy como ellos (romanç) et sabien sus maneras et sus costumbres …’. (Menéndez Pidal: “Primera Crónica General de España” pp. 587-588).

«Los habitantes de Peñíscola eran los que vivían antes de la Reconquista, y si estaban hablando una lengua romance con don Jaime no sería el catalán, sería su aljamía valenciana»
En la Crónica de Jaime I, Llibre dels feits o Llibre dels feyts, se recoge una conversaciones de unos vecinos de Peñíscola con el rey. En las versiones hasta 1926 dicha conversación, que se dice lo hacen en “latí” y que hoy diríamos en romance, aparece incluso en cursiva, para diferenciarlo del resto del texto. Evidentemente los habitantes de Peñíscola eran los que vivían antes de la Reconquista, y si estaban hablando una lengua romance con don Jaime no sería el catalán, sería su aljamía valenciana, salvo que se hubiera producido un autentico milagro y es que en Peñíscola se hablara catalán antes de la Reconquista, disparate que por supuesto nadie ha osado mantener. Pero es partir de 1926 que en las ediciones desaparece la cursiva, con lo que no se aprecia el matiz que sí quisieron introducir los primeros escribas de la Crónica.
Recordemos aquí de nuevo lo dicho sobre el Tratado de Corbeil pues sSobre la gran mentira de los símbolos y el trastorno de la realidad podemos dar como nítida referencia el Tratado de Corbeil firmado el 11 de mayo de 1258. Por el mismo la hija de Jaime I, Elisabet, se casaría con Felipe, heredero del rey francés Luis IX, como heredero de Carlomagno, quien renunciaba a los derechos sobre La Marca Hispánica. Jaime I renunciaba a la comarca de la Fenolleda y Perapertusés, que incluían los castillos de Puilaurens, Fenollet, Castellfisel, Peyrepertuse y Quéribus. Jaime I, además, renunció a sus derechos sobre Tolosa, Quercy, Narbona, Albi, Carcasona, recibidas en feudo de Tolosa desde el 1213, Rasés, Béziers, Termes y Menerbés.

«Hasta el tratado de Corbeil cuando el rey de Aragón viajaba desde Barcelona a Zaragoza debía de hacerlo por territorio francés en una inexistente Cataluña»
Jaime I también renunció a Agde y Nîmes, cuyo vizconde se reconocía como feudatario del rey aragonés desde 1112, y Rouergue, Millau (de donde procede el sello más antiguo conocido con los palos aragoneses) y Gavaldá. Quedaban el vizcondado de Carlat y el señorío de Montpellier, lugar de nacimiento de Jaime I, con la baronía de Omeladés. La renuncia a los derechos feudales sobre Foix fue rechazada por el rey al ratificar los documentos el 16 de julio de 1258. El 17 de julio el rey renunció a los derechos sobre Provenza en favor de Margarita, hija de Ramón Berenguer IV y esposa del rey francés.
El efecto fundamental del tratado fue que al renunciar Jaime I a sus territorios en el mediodía francés, al norte del Pirineo, dejaba de pelear en dos frentes pudiendo centrarse en la Reconquista agrandando su reino hacia el sur en paralelo a la costa del Mediterráneo y a su familia castellana por el oeste. Un efecto secundario fue la transferencia de Provenza a la Casa de Valois, la cual, tras la extinción de la casa, se incorporó a la corona francesa. El Tratado de Corbeil está escrito en latín y comienza con las palabras: “Es universalmente conocido que existen desavenencias entre el señor rey de Francia y el señor de Aragón, de las Mallorcas y de Valencia, Conde de Barcelona y Urgel, señor de Montpellier; por lo que el señor rey de Francia dice que los condados de Barcelona, Besalú, Urgel, etc… son feudos suyos; y el señor rey de Aragón dice que tiene derechos en Carcasona, Tolosa, Narbona, etc …”.
Se deduce, por tanto, que los condados de la parte española estaban mejor relacionados con Aragón y que los del sur de Francia, con el rey francés. Por el Tratado de Corbeil, y es lo que más nos interesa en estas líneas, en resumidas cuentas, siguiendo los consejos de algunos “hombres buenos”, el rey francés Luis IX4 cede a Jaime I de Aragón los condados de la parte española y Jaime I le cede a Luis IX los condados de la parte francesa. Esa es la síntesis de lo firmado en el documento cuya importancia radica en que se firmó 29 años después de la reconquista de Mallorca y 20 años después de la del Reino de Valencia.
Hasta el tratado de Corbeil cuando el rey de Aragón viajaba desde Barcelona a Zaragoza debía de hacerlo por territorio francés en una inexistente Cataluña.

«En la reconquista de Valencia y Mallorca intervendrían caballeros barceloneses, eso no lo discute nadie, menos de los que el tramposo archivero Bofarull se inventó»
De esa fecha es fácil sacar dos conclusiones clarísimas, la primera que si Cataluña no existía como tal era imposible que una entidad inexistente en aquel momento, Cataluña, conquistase ni Valencia (1238) ni Mallorca (1229) ni les llevasen la lengua, tal como afirman los nacional-separatistas, y segundo que si carecía de unidad política, jurídica y geográfica… es imposible que hubiera una unidad lingüística si lo que allí se hablaba era un mosaico de dialectos procedentes del provenzal.
Todo ello nos lleva a comprender la paranoia y el absurdo montaje entretejido de verdades a medias y tergiversaciones que llevan a reinventar un pasado y cuadrar un “saco de mentiras” que ahora aspira a ser calificado como “nació” pasando por encima de España y de lo que haga falta, usando la provocación permanente y el victimismo continuado, con el apoyo desinteresado de los revolucionarios marxistas-leninistas. En la reconquista de Valencia y Mallorca intervendrían caballeros barceloneses, eso no lo discute nadie, menos de los que el tramposo archivero Bofarull se inventó, y también aragoneses, navarros, castellanos y de otros territorios de la Cristiandad europea, pero nunca catalanes pues ese concepto no existía.
«En Baleares se procede a sustituir el mallorquín, menorquín e ibicenco, por un catalán estándar artificial y contrapuesto al habla natural de la sociedad balear y a la literatura de sus eruditos»
Lo mismo pasa en Baleares cuando desde el gobierno balear pancatalanista se habla de “Les modalitats insulars” del “català de Balears”, lo cual supone un contribución más a la liquidación del patrimonio lingüístico vernáculo de Baleares y fruto de una industria económica basada en la subvención pública para imponer el catalán en Baleares como instrumento necesario para incluirnos en esos inexistentes “paisos catalans” sobre la mentira incuestionada de la “unidad de la lengua catalana”, como si de un dogma de fe se tratara, para lo que se procede a sustituir el mallorquín, menorquín e ibicenco, por un catalán estándar artificial y contrapuesto al habla natural de la sociedad balear y a la literatura de sus eruditos. Un tesoro lingüístico del mundo romance que intentan liquidar tergiversando y manipulando la historia y la filología.
No es cosa de hoy, llevan cien años en esta tarea e intensificada durante las últimas décadas en aras de la etnogénesis de la nación catalana. A principios del siglo XX el Presidente de la Diputació de Barcelona y, más tarde, de la Mancomunitat de Catalunya, Enric Prat de la Riba afirmó: «Hagamos como los ingleses con su Gran Bretaña, flor de imperio que está a punto de surgir; hablemos de la Cataluña grande, que no es el Principado solamente, ni Mallorca, ni el Rossellón, ni Valencia, sino Valencia y Mallorca y el Principado y el Rossellón y todos a una. Todos somos unos, todos somos catalanes. Y para llevar a cabo esta filosofía hay que dominar por la fuerza de la cultura, servida y sostenida por la fuerza material; es el imperialismo moderno, el imperialismo integral, el de las grandes razas fuertes de ahora».
NOTAS:
CRESPO-FRANCÉS, José Antonio: Desmontando quimeras y rompiendo mitos: la verdadera historia de los palos de Aragón, mal llamadas barras de Cataluña.
http://www.elespiadigital.com/…/rompiendo%20quimeras%20y%20…
LA HISTORIA DE LA SEÑERA VALENCIANA EN LOS DOCUMENTOS HISTÓRICOS.
http://www.aulamilitar.com/LA_HISTORIA_DE_LA_SENYERA_VALENC…
Muy bien documentado y muy interesante
Excelente trabajo.