La pintura de los días por Demetrio Reigada: Hoy Cristóbal Toral Ruiz, el referente del realismo mágico español

¡BUENOS DÍAS!
Iniciamos la jornada con un recordatorio de la vida y obra de unos de los pintores españoles más destacados de la segunda mitad del sigo XX: Cristóbal Toral Ruiz (Torre Alháquime, Cádiz, 15 de abril de 1940), famoso por sus cuadros realistas que ha expuesto en las mejores salas de todo el mundo.
Algunas de esas obras pueden verse en el Palacio de Nájera, museo municipal de Antequera, ciudad de la provincia de Málaga a la que se trasladó su familia al poco de nacer él, donde se ha dedicado una sala a su obra.

La calidad de sus pinturas le ha hecho merecedor de un amplio reconocimiento internacional y de distinciones como las de Hijo Predilecto y Medalla de Oro de la Ciudad de Antequera, Medalla de Oro de Andalucía o Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría.
Se le considera uno de los grandes referentes del realismo mágico español del siglo XX. Es uno de los pocos pintores que ha entendido la vanguardia a su manera. Y por eso, además, es reconocido como uno de los artistas españoles más singulares y de mayor responsabilidad.
En Antequera inició, en 1958, sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios. Entre 1959 y 1961 permaneció en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla; luego ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, hasta 1964.

Desde 1967 se dedicó por completo a la pintura. Entre 1968 y 1969 se ganó la Beca Fundación Juan March para estudiar en España y más tarde en Nueva York. En esta última ciudad se acercó al Realismo y Nuevo Realismo.
Su obra, que mezcla una figuración realista con imágenes oníricas, habla de viajes y trayectos, reales o imaginativos, porque según él “nunca como en el siglo que vivimos se ha viajado tanto y se ha visto tanto equipaje”.
Además en toda su trayectoria el pintor se manifestó a través de diferentes actividades, como: óleos, dibujos, acuarelas y esculturas. En ellas trabajó sus temas predilectos, como el desnudo de la mujer, los bodegones y las maletas.

Para él lo importante es que se refleje la personalidad del artista en su obra, y continúa, “nos preocupamos demasiado por imitar las tendencias que triunfan en el extranjero, en las grandes capitales del mundo, cuando lo interesante es inspirarse en la realidad que nos rodea, la vida, y todo este misterio”. Por esta razón él logró sobresalir y hacer una pintura que muy poco tiene que ver con otras obras pictóricas.
Por último, este gran artista cuenta todo su largo recorrido profesional y personal que lo llevó a ser quien es en una autobiografía titulada “La vida en una maleta” -publicada por la editorial Temas de Hoy-, con prólogo de Mario Vargas Llosa.