La pintura de los días por Demetrio Reigada: Albert Anker, el artista que mejor supo pintar el principio y el fin de la existencia humana

¡BUENOS DÍAS!
Traemos hoy aquí a Albert Anker, conocido como pintor de niños y autor de este bodegón magistral que nos indica que no sólo fue retratista.
Albert Anker, pintor suizo nacido en 1831 en Ins, comuna suiza del Cantón de Berna, se especializó en la pintura de niños. Era hijo de un veterinario y tenía once hermanos mayores que él.
En 1845 entró a estudiar en la casa del maestro Louis Walhinger. Al no destacar en sus estudios comenzó en 1851 estudios teología, los cuales interrumpió en 1853 con permiso paterno para estudiar pintura en París.
Se casó en 1864, sería padre de seis niños y ahí comenzó su fama de pintor de niños.
En 1869 comenzó a colaborar con Théodore Deck, para quien realizó más de 300 dibujos para decorar sus obras. En 1878, fue el encargado de organizar el pabellón suizo de la Exposición Universal de París, aquella colaboración le valió ser nombrado Caballero de la Legión de Honor. En 1890 abandona París para regresar a su ciudad natal.
Anker parte de una interpretación casi analítica de superficies y objetos, para transmitir el poder expresivo de cosas cotidianas. Desprovisto de artificios, el artista también explora la cualidad de la luz y el volumen.
En el arte suizo se apreciaba la precisión de la plasmación, sobre todo en las naturalezas muertas, además de un escaso formalismo, y un sentido de la artesanía y el ingenio visual. Las naturalezas muertas de Anker presagian a los expresionistas del siglo XX.
Anker es tal vez el artista que mejor supo pintar el principio y el fin de la existencia humana. No se detuvo en la edad adulta, sino que supo retratar con precisión la inocencia en la mirada del niño y la serenidad, la aceptación del anciano y el paso del tiempo.