La confusión que invade la vieja Europa y la estrategia de los bárbaros. Por Manuel Artero

«Han apostado cerca de nuestras casas a millones de sus correligionarios disfrazados con esa confusión que genera lo real y lo ideal, a la espera de lograr la impunidad de su fanática conquista»
La confusión de lo real con lo ideal jamás queda impune. Nos lo advirtió el poeta Goethe. Novelista, científico alemán, y sobre todo padre del romanticismo europeo que contagió al mundo de su época con la pasión del amor. La vieja Europa y sus disquisiciones. Sus sueños y anhelos que hoy parecen condenados al insomnio o la pesadilla de muerte por la nueva invasión de los bárbaros, terroristas, ideólogos o mentores, que invaden el ancestral territorio y paridero de la democracia, ahora marchito por un exceso de abono, roturado de falsas éticas y labrado con la confusión.
Desde los asesinatos en París, Barcelona o Londres, una pléyade de charlatanes ha pontificado sobre la ética, la libertad de expresión, la guerra santa, el multicultularismo y hasta la extravagante alianza de las civilizaciones. Una catarata de confusiones en la que ha intervenido hasta el Papa de la cristiandad cantando el tango de los puñetazos, un tema que en mi oxidado pick up suena a esa vieja milonga del olvido por los cristianos sin catacumbas y ejecutados sin perdón en la confesión de sus iglesias.
Y ante esa realidad de sangre, las ideas de la ética y la democracia se contentan con vestir un burka social de la confusión tejido por izquierdas y derechas dispuestas a todo menos a aceptar la nueva invasión de los bárbaros que, sencillamente han declarado la guerra impune en su primera línea de batalla, pero además ha apostado cerca de nuestras casas a millones de sus correligionarios disfrazados con esa confusión que genera lo real y lo ideal, a la espera de lograr la impunidad de su fanática conquista.