Christina Rosenvinge, un bello ejemplo de lo que es la independencia. Por Rafael Gómez de Marcos

Christina Rosenvinge

«Christina Rosenvinge debuto en los 80´s como cantante con los Neumáticos, más tarde con canciones de influencias francesas, tuvo cierto éxito con un tal Alex»

Lleva o llevaba años pedaleando por Madrid y luchando para convertirla en una ciudad más amable con las bicis. En plena movida madrileña, Christina Rosenvinge debuto en los 80´s como cantante con los Neumáticos, más tarde con canciones de influencias francesas, tuvo cierto éxito con un tal Alex. 

En 1991 creó junto a un grupo de amigos una banda que daría mucho que hablar, las radioemisoras nacionales comenzaron a programar las canciones cantadas por una carismática y bella cantante hispano-danesa. Más tarde se iría a Nueva York para iniciar una etapa más experimental e introspectiva.

Y es que la chica rubia que diez años antes había hecho «¡Chas!» y había aparecido a nuestro lado, ahora quería hacer justamente lo contrario: desaparecer. De regreso a España, público según algunos, los mejores discos de su carrera. A sus 57 años, sigue siendo un ejemplo de lo que es la independencia, tanto en su carrera musical como en lo personal. “1000 pedazos” es mi tema favorito, un tema publicado 1992, perteneciente a su álbum debut con Los Subterráneos “Que me parta un rayo” .

Rafael Gómez de Marcos

Enamorado de la vida, reivindico mi infancia, mi verdadera patria, tres pilares, El Capitán Trueno, The Beatles y Joan Manuel Serrat, me fascina la ópera, me encanta bailar bachata y considero que decir cine americano es una redundancia. TVE no vio en mí ningún talento tras más de treinta años de servicios, Talento que me concedió la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión en reconocimiento a mi trayectoria profesional. Nunca he estado afiliado a ningún sindicato y jamás he militado en ningún partido. Mi cita de bandera es una frase de José Ortega y Gasset: "Ser de la izquierda es, como ser la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral".

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