
«Para los que no son soldados de Infantería, para los españoles orgullosos de su Historia les relato brevemente lo que ocurrió allí»
Hace unos días me escribía emocionado tras regresar de los Países Bajos un amigo que siempre ha sido muy escéptico del “Impero español”, me hablaba de un lugar que yo le había recomendado visitar en Oud Empel, Holanda, y que está a dos horas de Bruselas.
Para los que no son soldados de Infantería, para los españoles orgullosos de su Historia y para aquellos que desean conocerla en todos sus pasajes olvidados les relato brevemente lo que ocurrió allí.
Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico (1500-1558), emperador del Sacro Imperio entre 1520 y 1558, fue ayudado en su gobierno de los Países Bajos por su hermana María de Austria, reina viuda de Hungría, injustamente olvidada, la más destacada y quizás la más inteligente de las cuatro as archiduquesas de Austria, hermanas del emperador Carlos.
El levantamiento de los Estados de Holanda, Países Bajos, tuvo como uno de sus protagonistas a Luis de Nassau (1538-1574), calvinista convencido, quien en 1566, fue uno de los líderes de la liga de nobles que firmaron el Compromiso de Breda, un documento dirigido al rey Felipe II de España en el que se pedía la abolición de la Inquisición en los Países Bajos. En 1567 acompañó a su hermano Guillermo de Orange a su exilio en Francia cuando éste fue declarado proscrito por las autoridades españolas. Sería el inicio de la Guerra de los Ochenta Años (23 de mayo de 1568-30 de enero de 1648, 79 años, 8 meses y 7 días, finiquitada con la paz de Westfalia.
Margarita de Austria o de Parma, hija ilegítima del emperador, sobrina de la anterior gobernadora y encargada de su tutela, fue gobernadora de los Países Bajos entre 1558 hasta que lo fue Fernando Álvarez de Toledo desde el 22 de agosto de 1567. En el mes de agosto del año 1566, estallaron una serie de disturbios y protestas durante las que Margarita de Parma no recibió ningún apoyo por lo que tuvo que recurrir a la diplomacia para separar a la nobleza del levantamiento popular. Cuando comenzó a ser sofocado el levantamiento se recuperó Tournai el 2 de enero de 1567, Limburgo y Valenciennes el 24 de marzo, hasta que ese mismo año se hace cargo de la situación como gobernador el duque de Alba, descendiente de Alfonso XI de Castilla.
La angustiosa llamada de Margarita de Parma a su medio hermano el rey Felipe, conmocionado por la destrucción de iglesias e imágenes católicas, obliga a España a transportar a Flandes unos efectivos militares, constituidos principalmente por los tercios que primero se ubicaban en Italia, llamados la Infantería Española. Estos tercios, y otros que se organizarán a medida que la guerra avanza, que se desplazaban de norte a sur, desde Italia hasta Flandes, a pie a través de los Alpes hasta el teatro de operaciones holandés, serán los principales protagonistas de aquellas acciones militares, gloriosas unas, trágicas las otras, ambas cosas la mayoría de ellas.
Es sabida la devoción mariana de la Infantería española, que se concretó durante este periodo en las advocaciones a Nuestra Señora del Rosario, que viene de la costumbre de las tropas de rezar el rosario, y a la Purísima Concepción.
Se atribuye el nacimiento de la devoción del Rosario al dominico Alano de la Roche del Convento de Donai, aunque esta costumbre del rezo a la Virgen estaba muy extendida en España en todas las capas sociales.
En España se puede decir que fue San Álvaro de Córdova, muerto el 19 de febrero de 1420, director de conciencias reales en la Corona de Castilla, confesor de la reina doña Catalina, esposa de Enrique III El Doliente, y profesor del infante don Juan, futuro Juan II de Castilla y León, cuñado de Alfonso El Magnánimo de Aragón y Cataluña, y padre de Isabel La Católica, quien difundió esta costumbre en Castilla, así como San Vicente Ferrer en Aragón.
Así nació el patronazgo de Nuestra Señora del Rosario sobre la Armada Real y galeones de Castilla, naciendo la Cofradía del Rosario en el Hospital de Galeones de San Juan de Letrán del Puerto de Santa María en Cádiz, en cuya capilla residió la jurisdicción privativa de la Armada. También es conocido el patronato de la misma advocación sobre las carreras de Galeones de Cádiz a América y de Acapulco a Manila, vinculado en las taumaturgas imágenes patronas de Cádiz y de Manila; y la conocida costumbre de reunirse las tropas al anochecer para rezar el Santo Rosario.
La Infantería embarcada en Lepanto había combatido con el rosario al cuello y el Sumo Pontífice había instituido la fiesta de Nuestra Señora del Rosario para conmemorar la victoria y los tercios se habían cogido a su patronazgo.
El haberse conseguido la victoria de Lepanto el 7 de octubre de 1571, el día de su fiesta, hizo que de una manera oficial la Armada la confirmase como patrona, igualmente los Tercios de Infantería de las escuadras y flotas armadas, salvo la de Barlovento, que tuvo a la de Guadalupe, la adoptaron por tal. Esta feliz batalla hizo que se la denominase también «de la Victoria» aumentándose la letanía de «auxilium cristianorum» en el rezo del Rosario; a partir de esta fecha las Cofradía de esta advocación progresaron notablemente.

«La imagen que existe en el Convento de Santo Domingo de Cádiz se embarcaba en la flota de galeones, y por eso la denominan LA GALEONA»
La imagen que existe en el Convento de Santo Domingo de Cádiz se embarcaba en la flota de galeones, y por eso la denominan LA GALEONA, con ceremonial que especifican las ordenanzas.
Por todo lo expuesto es lógico que las primeras imágenes que se embarcaron y sobre todo para la empresa americana fueran las de Nuestra Señora del Rosario, prueba de ello es que precisamente el destino de una de ellas fue el de terminar su peregrinaje en Santa Fé actual capital de Nuevo México en los EEUU de América.
Andando el tiempo, las Reales Ordenanzas de Carlos III harían de precepto el rezo del rosario por las compañías.
En Flandes, quince años después de Lepanto, tres tercios viejos de infantería española, aislados y cercados por la flota rebelde en el dique de Empel frente a la isla de Bömmel, escaparon a la destrucción de un modo que los católicos no vacilaron en calificar de Milagro, el llamado «Milagro de Empel» propagó en la Infantería española la devoción a la Purísima Concepción de María, que tres siglos después tomaría rango oficial, al declararla Patrona del Arma una Real Orden Circular de la Reina Regente doña Maria Cristina de Habsburgo.
Flandes y los Países Bajos eran parte de la Corona de España desde 1506, ello planteó de inmediato un problema de infraestructura militar muy importante. En primer lugar había que mantener unas guarniciones fijas en las principales ciudades y puntos estratégicos de Flandes, castillos y fortalezas, que si en unos casos podía hacerse con tropas naturales y leales del país, en otros, por el temor de que la alta nobleza flamenca intentase una sublevación, como efectivamente ocurriría más tarde, exigía disponer de tropas castellanas y aragonesas como personal de confianza. Hay que recordar que los Países Bajos ocupan las tierras bajas e inundables de las desembocaduras de los grandes ríos Escalda, Mosa, Rhin y Ems, entre el Paso de Calais y las islas de Frisia, donde a lo largo de la Edad Media se habían formado en torno a prósperas ciudades mercantiles una veintena de pequeños estados.
Carlos I de España y V de Alemania, que había heredado una docena de esos estados, el llamado «Círculo Borgoñón», adquirió otros seis más por diversos medios para englobar en una sola entidad política la región más próspera de Europa.
El día de su abdicación, precisamente en Bruselas, Carlos dejó los Países Bajos a su primogénito Felipe II; y la situación política de los Países Bajos, nunca exenta de sobresaltos empeoró.
A diferencia de su padre, Felipe había nacido y se había criado en España, su lengua materna era el portugués, como lo fue de Isabel la Católica, y desde 1559 hasta su muerte no pisó los Países Bajos, por lo que no fue un rey querido, acentuándose la frecuencia de las revueltas protestantes. El descontento alentado por los enemigos de Felipe, II de España y I de Portugal, estaba encabezado por una nobleza que se sentía relegada desde la muerte del Emperador y de la que el Rey desconfiaba.
Pero la causa fundamental que enfrentó al Rey con parte de sus súbditos fue la escisión religiosa que dividió Europa en bandos irreconciliables. Felipe II, prefería perder todo antes que gobernar sobre herejes, y se sentía obligado a defender las vidas y conciencias de sus súbditos católicos. Con parecida determinación, los rebeldes se oponían al establecimiento de la Inquisición y al gobierno por extranjeros.
El choque de estas dos tenaces voluntades produjo la larga y sangrienta guerra conocida fuera de España como «Guerra de los ochenta años», y en España como «Guerras de Flandes».

«Felipe hizo justamente lo contrario y envió 10.000 hombres al mando del III Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel»
Felipe II había dejado en Bruselas como Gobernadora a su hermana Margarita, Duquesa de Parma, hija natural del Emperador. En agosto de 1566, Margarita afrontó una rebelión y rogó a su hermano que viniera personalmente pero que no trajera más españoles. Obligado por las circunstancias, Felipe hizo justamente lo contrario y envió 10.000 hombres al mando del III Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, con instrucciones secretas que le daban atribuciones superiores a las de la propia Gobernadora Margarita a la que sucedió, gobernando de 1567 a 1573, y que había logrado apaciguar la rebelión antes de la llegada del Duque.
Alba hizo ejecutar a 400 rebeldes, y en los siete años siguientes, con fuerzas siempre crecientes pero siempre en inferioridad de medios, no sólo no extinguió la rebelión sino que consolidó la voluntad de resistencia. Alba sería sucedido por Luis de Requesens y Zúñiga entre 1573 y 1576.
Quiénes eran aquellos soldados

«Aunque suelen denominarse «españoles» a los ejércitos del Rey y «holandeses» a sus adversarios, tales denominaciones, no se ajustan con exactitud a su significado literal»
Aunque suelen denominarse «españoles» a los ejércitos del Rey en los Países Bajos, y «holandeses» a sus adversarios, tales denominaciones, ciertamente explicables, no se ajustan con exactitud a su significado literal.
El Rey tenía sangre flamenca, y los españoles, peninsulares, sólo constituían del 7 al 16 por 100 de los efectivos del ejército aunque las unidades peninsulares eran la columna vertebral de la Infantería. Por otra parte, sus adversarios, «los Estados» o «los rebeldes» en terminología de época, eran asimismo multinacionales en mandos y tropa. No había frontera fija y prácticamente cada uno de los estados y ciudades tenía dividida su población por el enfrentamiento religioso de una guerra a la vez religiosa, civil y europea.
En 1579 los siete estados del norte (Güeldres, Holanda, Zelanda, Utrecht, Frisia, Overijssel y Groninga) firmaron la Unión de Utrecht, y dos años después levantaron Acta de Abjuración de su juramento de fidelidad a Felipe II.
Con ello los contendientes quedaron mejor definidos pero la adhesión de las poblaciones continuó fluctuando en la terrible alternativa entre la opresión religiosa y la brutalidad y exacciones de los ejércitos.

«Cuando se recuperó Amberes en el verano del año 1585, se sintió en condiciones de dirigirse hacia las «islas de Gelanda y Holanda»
Cuando se recuperó Amberes en el verano del año 1585, se sintió en condiciones de dirigirse hacia las «islas de Gelanda y Holanda» cuyas poblaciones católicas oprimidas por los rebeldes protestantes le pedían auxilio.
Farnesio licenció buena parte de su ejército y envió el resto al norte, al mando de Pedro Ernesto Conde de Mansfeld.
Entretanto llegó un tercio de españoles en respuesta a la petición de refuerzos hecha por Farnesio durante el sitio. Se trataba de un Tercio creado cinco años antes, el Regimiento de Zamora nº 8 tuvo sus orígenes el 30 de Abril de 1580, cuando el entonces Rey Felipe II organizó con habitantes de la ciudad de Zamora un Tercio, para combatir al prior Crato, a los franceses e ingleses en la defensa de los derechos sobre Portugal.
Nace de esta manera lo que se denominó «Tercio de Bobadilla», por ser su primer Maestre de Campo Don Francisco Arias de Bobadilla, ilustre soldado con más de veinte años al servicio de la leal Infantería Española.

«El Tercio de Bobadilla se incorporó al ejército del Conde Mansfeld que se dirigía al límite de la zona controlada por los rebeldes»
El Tercio de Bobadilla se incorporó al ejército del Conde Mansfeld que se dirigía al límite de la zona controlada por los rebeldes, al norte de Brabante y Güeldres.
Las tropas de Mansfeld llegaron a la orilla meridional del Mosa, donde hizo acuartelar el grueso, y mandó a Bobadilla que ocupara la isla de Bömmel (DEN BÓMMEL).
El Tercio de Bobadilla, cruzó el Mosa, que no es excesivamente ancho en esta parte, acompañado de los Tercios de Mondragón e Iñiguez, una compañía de arcabuceros españoles a caballo y seis piezas de artillería.
El arcabuz era el arma de fuego de aquellos hombres de Infantería de los siglos XV a XVII formada por un tubo de hierro montado sobre una estructura de madera de aproximadamente un metro de longitud. El tubo tenía en su parte posterior un orificio por el que se aplicaba en el momento del disparo una mecha encendida, montada en un resorte accionado por una palanca o gatillo. El alcance útil del arcabuz no superaba los 50 metros de distancia pero su manejo era muy sencillo por lo que sustituyó rápidamente a la ballesta. La forma del arcabuz fue evolucionando para hacer más cómodo el apuntar el arma.
Los españoles estaban distribuidos en un total 61 banderas o compañías con más de cuatro mil españoles, combatientes expertos, flor y nata del ejército español, la mayor parte de la Infantería española.
Repasemos los hechos

«La decisión española de ocupar la isla de Bömmel, fue ridiculizada por el enemigo, que vio una excelente oportunidad de desquite»
Día 2 de Diciembre de 1585, lunes. La decisión española de ocupar la isla de Bömmel, fue ridiculizada por el enemigo, que vio una excelente oportunidad de desquite, ya que la isla estaba totalmente protegida por diques y era por lo tanto fácilmente inundable.
A Felipe, Conde de Holac, General de las tropas de los Estados en Holanda, Zelanda y Bommel, le «pareció buena esta ocasión para vengarse con una memorable derrota de la mejor parte del ejército católico», y a los rebeldes «les creció un ánimo extraordinario de anegarlos y deshacerlos y quitar de aquella vez el yugo español que tenían sobre sus hombros».
El jefe enemigo propone entonces una rendición honrosa. La respuesta de Bobadilla es inmediata: «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos». Ante tal respuesta, Holak recurriría a un método infalible para acabar con la resistencia española. Como las aguas del Mosa discurrían por un canal más alto que el terreno ocupado por los soldados, al abrir una enorme brecha en el dique las aguas se precipitarían sobre el campamento del Tercio, que pronto al verse rodeado de agua por todas partes no tendría más tierra firme que pequeño montecito de Empel de apenas cincuenta metros de cota, donde, abandonando impedimenta y pertrechos, tendrían que refugiarse los soldados, a riesgo de perecer ahogados en las frías aguas.
Holak armó «con muy buena infantería cien naves, de quillas chatas las más», y arrimándose a los diques de la isla los cortó en diversos lugares, provocando la inundación de la Isla de Bömmel.

«La inundación echó el río sobre casi toda la isla con tanta presteza que apenas tuvo tiempo Bobadilla para llevar su gente tras el Mosa al lugar de Empel»
La previsora vigilancia de Bobadilla impidió que cortaran los situados directamente frente al empuje de la corriente, en cuyo caso la inundación hubiera barrido la isla.
Los españoles, que estaban alojados en la zona de los pueblos de Dril (Diel aguas abajo de Arnhem), Rosan (Rozen junto a Eindhoven), Herwaardefl y Hurwenen, a orillas del Waal, en la parte oriental de la isla apenas tuvieron tiempo de subir a refugiarse en los diques. La situación era insostenible y Bobadilla dio la orden de retirada.
» La inundación echó el río sobre casi toda la isla con tanta presteza que apenas tuvo tiempo Bobadilla para llevar tras el Mosa al lugar de Empel y a otros de la vecindad las tropas, artillería y vituallas. Pero ni aquí les dejó Libres la corriente del río, porque si bien los españoles habían tomado los puntos más altos,… el campo desde la isla Bomel a Boldu que era algo más bajo»
Por la tarde la flota rebelde, descargó el fuego de su artillería, arcabuces y mosquetes sobre los españoles que se apiñaban en el dique del Mosa y sólo, el anochecer temprano, dado la estación y la latitud, pero con la luna en cuarto creciente logró alejarlos Bobadilla con el fuego de sus piezas.

«La vanguardia tuvo que retroceder perseguida por cuatro galeotas, y acogerse a un pequeño castillejo situado en una isleta junto a la iglesia de Empel»
Al día siguiente, martes 3 de diciembre, antes de amanecer Bobadilla terminó de pasar el Mosa con su retaguardia.
Cuando se hizo de día, las aguas se extendían ante su vista en los siete kilómetros entre el dique y Bolduque. Los campos estaban anegados a excepción de algunas isletas que se habían formado en los lugares más elevados. Los contradiques que corrían desde el dique de la orilla hasta el interior presentaban múltiples cortaduras, y una flota enemiga de cien barcos impedía proseguir la navegación hasta Bolduque a través de los campos anegados.
(Bolduque es la capital de la provincia de Brabante Septentrional, en el sur de los Países Bajos. Su nombre oficial en holandés es S´-Hertogenbosch o bien Den Bosch; en francés: Bois-le-Duc; en alemán: Herzogenbusch y en latín: Silva Ducis o Buscum Ducis. Todos estos topónimos significan literalmente «bosque ducal», salvo Den Bosch, «el bosque»).
La vanguardia de Bobadilla, que al mando del Capitán Antonio de Pazos se había adelantado hacia Unguen, cerca de Bolduque, donde los tercios habían dejado sus bagajes, tuvo que retroceder perseguida por cuatro galeotas, y acogerse a un pequeño castillejo situado en una isleta junto a la iglesia de Empel, que estaba guarnecido por una escuadra de italianos.
Entoces Bobadilla dio orden inmediata de fortificarse. Mandó hacer un fuerte alrededor de la iglesia de Empel, lo guarneció con dos capitanes y doscientos soldados para asegurar el paso del Mosa, y distribuyó los tercios en torno con orden de atrincherarse para ponerse a cubierto.
Al llegar la noche mandó al Capitán Bartolomé Torralva, acompañado de un soldado flamenco «fiel, muy católico y amigo de españoles» que fuera en una barquilla con un mensaje para las autoridades de Bolduque, con ruego de que sacaran la artillería de la ciudad hasta el borde de lo anegado a fin de desalojar de allí a la flota rebelde.
En 1571, el obispo había acudido a Bruselas para tratar de librar a la ciudad de la guarnición española, que sólo fue sustituida por otra alemana tras la Pacificación de Gante de 1576. Sin embargo, este mismo año de 1585, sus habitantes habían arrojado por las murallas a los hombres de Holak que en audaz golpe de mano habían conseguido sorprender a la guardia de las puertas e internarse en la ciudad.
Esta era la ciudad a la que acudía a pedir ayuda el capitán Torralva, quien no sólo llevaba mensajes para Bolduque, sino que también era portador de pliegos para el Conde Mansfeld, que estaba en Harpen, a seis leguas de allí.
Bobadilla le informaba de su situación, le pedía socorro inmediato; y adjuntaba asimismo un pliego para Farnesio en Bruselas.
(CONTINUARÁ MAÑANA)
Y de allí era El Bosco
Grande!
Gracias don Manuel