Manuel Artero Rueda 
«La mecha encendida llena las calles de polémica y odio. Yo lo siento por Rodrigo al que hoy, a la vez de violento he visto viejo y torturado»
Con la ayuda de las conversaciones con Rodrigo, que era mi amigo de la plaza de Santa Ana, y la lectura del libro de Cercas «Anatomía de un Instante» reflexioné hace un par de meses sobre la Transición y la Guerra Civil. Comparto la filosofía poética que inunda las páginas del libro dedicado al «23-F», Adolfo Suarez y Santiago Carrillo, y sobre todo, su admirado respeto por la Transición. Rodrigo, por el contrario, me pareció sectario al odiar con tanto ahínco a la derecha, los curas y, en definitiva, los ganadores de la Guerra Civil. Hoy le he encontrado nervioso, otra vez junto a la estatua del poeta Lorca a la que esta noche han manchado de pintura por la parte de atrás.
El maestro Rodrigo me ha dicho que será la última vez que me habla y que me odia también a mí. Resulta que ha leído «La Paseata» y no me perdona que haya publicado una imagen de la Virgen de la Macarena. Así que, solitario, he enfilado la calle Huertas y en el escaparate de un negocio de grabados y láminas antiguas he comenzado a comprender la situación. Basta con enfocar un poco el mensaje. De lo particular a lo general.
Todo el escaparate está lleno de antiguos carteles publicitarios de nuestra guerra civil. De uno y de otro bando. Y si están ahí es que se venden. O por lo menos imagino que el comerciante está aprovechando la polémica social, y por tanto la publicidad, que está originando el nuevo Frente Popular en el gobierno y ese resurgimiento mediático y político del franquismo y el antifranquismo… Una peligrosa mecha que alguien ha encendido y por ahora llena las calles de polémica y odio. Yo lo siento por Rodrigo al que hoy, a la vez de encendido he visto viejo y torturado.
PD.
Cuando llego a casa compruebo el surrealismo político que nos invade como una niebla espesa que está a punto de no dejarnos ver los detalles. Hoy es noticia la violenta paliza que un joven ha propinado a otro en un vagón del metro. Resulta que el agresor ha declarado que es un antifascista.
Al final resulta que es «fascista», que se equivocó la policía en un primer momento.
En fin, reportero Artero, es delicioso leerte, como siempre. Eres un maestro.
Abrazo.
Gracias amigo Aitor por tus palabras y tu puntualización. Hoy he vuelto a ver los Telediarios, y creo que ha sido en la primera, donde el off decía que, hoy en día, todos visten igual. Los fascistas y los antifascistas. Y que para distinguirlos hay que fijarse en las insignias. Creo recordar que incluso había dos VTR,s para explicar algo relativo. Como he tratado de explicar en el post, lo que intuyo, es que la subida de temperatura en esta primavera va en paralelo con la «inquina» social. La agresión en el metro del fascista, más allá de las motivaciones personales o «de psiquiatra» que tenga, es para mi la perfecta metáfora de una punta de lanza que algunos insensatos tratan de desenterrar. Pero, bueno, el Telediario decía también que la semana que viene volverá un poco el frio.
Me alegro Aitor que hayas vuelto con tu blog. Yo tampoco he sido capaz de acabar el video de la Vice. Un abrazo.