La vuelta al mundo en un dedal: Cotizad, cotizad, malditos (Capítulo 14). Por Guirong Fu

Cotizad, cotizad, malditos

«Remedando el título de un famoso peliculón: «¡Cotizad, cotizad, malditos»; creo que, a la hora de vuestro retiro, no cobraréis sino un puto mojón!»

(a)

Se entiende bien que muchos franceses clamen «C´est non!»,

en respuesta a una reforma de las pensiones por decreto:

aquí, en España, tenemos a Sánchez Pérez-Castejón

que ni de un solo decreto-ley nunca uso ha hecho.

(b)

Por otra parte, ¿Cómo no va el pueblo francés a quejarse

de ver postergada a los 64 tacos la edad de jubilación

y alargada a 43 años la cotización -¡hay que jorobarse!-

si quieren percibir el cobro íntegro de su pensión?

¡Jopé, señores míos: menudo marrón!

(c)

En España, en cambio,

que vivimos en Jauja

merced a don Narciso,

bastarán 25 años

cotizados; y a los 65 tacos,

¡hale: a cobrar, íntegra,

nuestra oronda jubilación!

¡Ah: ya le gustaría,

al pobrecito Macron,

parecerse una mijita

al insigne economista

Sánchez Pérez-Castejón!

(d)

Y eso sí: ¡no se imaginan Uds. que pedazo d jubilación!

Mis hijos, sin ir más lejos, luego de calcular el monto de su pensión,

se fueron, de estampida, a comprarse una nueva casa:

-Tranqui, papa: con la jubilación de órdago que nos caiga,

bien podría darnos para comprar otro casoplón.

(e)

No me atreví, claro, a desbaratar sus ‘justificadas esperanzas’:

sino que me limité a desplomarme y a hundirme, cabizbajo, en mi

destartalado sillón.

A servidor, como las ‘mates’ nunca fueron su devoción,

no le entra en el cabezón ‘milagro del pan y los peces’ semejante;

(f)

pero, contando con un Doctor en Economía

presidiendo la nación,

supongo que la famosa ‘multiplicación’

debe de resultar de una simpleza apabullante.

Sepa, pues, el buen Dios, disculparme

por mi deplorable ignorancia del copón,

¡y loado por siempre sea

Sánchez Pérez-Castejón!

(g)

¡Y, encima, vienen, ahora, los empresarios

-que más merecieran el apelativo

de abominables tipejos carcelarios,

seres, ya sabemos, desalmados por naturaleza-

a protestar por la reforma de las pensiones

recién aprobada en España;

cuando es lo cierto que arrodillarse,

(h)

todos ellos, ante Su Sanchidad raudo debieran;

pues, respecto de los empresarios gabachos,

cotizarán 18 años menos por sus empleados,

y no vean ustedes el pastón que se van a ahorrar.

Se comprende bien, por tanto, que allá en Europa

hayan aplaudido a rabiar el pedazo de reforma

(i)

de las pensiones llevada a cabo

por el Gobierno de Sánchez Pérez-Castejón;

al punto que dudo mucho que la próxima coalición

PP-Vox que en un futuro casi inmediato nos aguarda,

tenga, ella, sapiencia y agallas para hacerlo mejor.

¡No joroben! ¿Mejor que Sánchez Pérez-Castejón? ¡Por favor…!

(j)

En fin, Sres.: intuyo que los pensionistas de ahora mismo

le estorban, a nuestro excelso Gobierno, mogollón:

Si no pueden obligarnos por decreto-ley a la eutanasia, queridos hijos míos,

mejor será, para vosotros, que bien pronto se nos lleve Dios;

(l)

Remedando el título de un famoso peliculón: «¡Cotizad, cotizad, malditos»;

que, a la hora de vuestro retiro, listillos,

no cobraréis sino un puto mojón!

-¡Tito Berni, Tito Berni: me invitas a una doble ración de pelanduscas:

antes de liar el petate, querría darme un alegrón!

guirong fu

Tengo 60 tacos; es decir, una linda juventud... prolongada.
Catalán y ESPAÑOL de Barcelona, en donde ahora vivo feliz,
pues, TENIENDO SALUD, no me falta de nada.
Guirong Fu, en Twitter, decidí hacerme llamar;
y todos saben que es Nietzsche quien puse en mi avatar.
No hay en mí afán de ocultamiento,
pero va con mi talante el anonimato.
De otra suerte, aunque les pusiera mi retrato,
no habrían de reconocerme ustedes un pimiento.
Den todos por bien seguro, sin embargo,
que, siempre que se trate de defender MI DIGNIDAD
y EL HONOR de quienes me honran con su amistad,
no habré de ocultar de mí ni un solo dato.
¿Mis intereses? Los mismos que siempre tuve:
El humanismo, la buena literatura y el ámbito entero de la psicología.
Y aunque en la política no siempre demasiado me entretuve,
los años me han llevado a querer tomarle la medida:
Me duele su arbitrariedad, su falta de sentido común, sus dislates.
Su ambición soez, su arrogancia, su desvergüenza, su hipocresía.
Me indigna que me deslumbre con sus lindos 'escaparates'
y que cuando entramos a 'comprar' no nos dé más que porquería.

Artículos recomendados

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: