
«Existen numerosas leyendas asociadas a la Noche de San Juan»
Existen numerosas leyendas asociadas a la Noche de San Juan: Campanas que tañen sin que nadie las toque… princesas que se aparecen en los caminos…tesoros escondidos durante siglos y que solo pueden ser encontrados durante esa noche… almas en pena… luces para las que no se encuentra explicación… En toda la geografía española es difícil encontrar un pueblo, un lugar, que no tenga la suya propia, como sucede con la que os relato a continuación. Una leyenda que se repite a lo largo de ríos, fuentes, pantanos y lagos, con diferentes variantes, pero similares en su forma y fondo: “La Leyenda de la Encantada”.
Hace ya bastantes siglos, en el Medievo, una princesa árabe se enamoró de un príncipe cristiano, lo que provocó las iras de su padre, el sultán, que la maldijo a vivir para siempre presa en un castillo, una hermosa cárcel de oro, dentro del monte del Cabezo Soler, al lado del río Segura, en el camino que lleva a Guardamar.
«Desde entonces, dicen que todos los años, en la noche de San Juan, la Encantada baja hasta el río, donde se sienta a peinar su larga cabellera, esperando encontrar al caballero que la libere de su encantamiento»
Desde entonces, dicen que todos los años, en la noche de San Juan, la Encantada baja hasta el río, donde se sienta a peinar su larga cabellera, esperando encontrar al caballero que la libere de su encantamiento. Nadie hasta ahora ha conseguido liberarla, es más, todos aquellos que lo han intentado han muerte de una forma horrible, y sus cuerpos han sido encontrados ahogados, en el suelo, con la lengua fuera. ¡Terrible! ¿no?
Os aviso…si alguno de vosotros…algún valiente se atreve, debe saber que la Encantada le pedirá que la lleve en brazos hasta el río para bañar sus cansados pies, y que sólo así se rompe el maleficio. Pero para el hombre que la lleva, la Encantada se hace cada vez más y más pesada, miles de monstruos y pesadillas salen a su encuentro, y antes de llegar al agua el desafortunado incauto cae desfallecido en el suelo soltando de sus brazos a la princesa que regresa a su castillo.
Parece ser que en el pueblo dicen, que la paz solo podrá venir al mundo cuando haya alguien lleno de auténtico valor para liberar a la Encantada de la maldición del sultán. Para invocar esta liberación todas las noches de San Juan los habitantes de Rojales saltan sobre hogueras de fuego, que si no consiguen la ansiada liberación si tienen el poder de calmar el terror de la princesa tras varios siglos de encierro.
Por si acaso, por la noche, todos evitan el camino que acompaña el río envuelto en brumas. Se cuentan historias de que hay quien la ha visto en la vereda y que la Encantada adopta distintas formas…a veces es una muchacha que hace autoestop…otros la vieron aparecer por una escuela… y hasta hay quien asegura que la vio vendiendo flores en un mercadillo. Siempre es una muchacha hermosísima, pero sus ojos no brillan, están llenos de tristeza porque les falta la vida y la libertad.
Precioso relato.
Mil gracias querida amiga.Un beso enorme
Sencillamente, querida Mercedes, ¡toda una delicia de delicias…! Un beso así de grande.
Muchas gracias querido Juan.Un beso fuerte.
Bonita historia, podría ser el principio de alguna novela.
Pues ponte con ella Rodolfo.Muchas gracias amigo.