¡MUY BUENOS DÍAS!
La Paseata se adentra este domingo con una obra de pintura enternecedora y que en su momento fue una pintura de una gran temática social. Sorolla pronunció estas palabras al referirse a la obra: «tan bella y tan triste a la vez, al mismo tiempo«.
Tantas veces he pensado que llevo un retraso en el tiempo, eso cuando no me anticipo y navego en mis delirios de ensoñaciones futuras. Lo que quiero decir con esto, es que hace un par de días se conmemoró el centenario del gran pintor «Sorolla» y hoy me apetecía presentaros esta pintura de la que pocos seréis conocedores.
Una casualidad, un lugar de encuentro de unos niños en la playa de la Malvarrosa en Valencia donde cerquita se encontraba el Hospital San Juan de Dios. Allí eran acogidos aquellos que tenían algún defecto congénito o los llamados «deshechos de la sociedad» duras palabras para definir a un ser humano. Un fraile cuidaba de ellos, mientras disfrutaban de un placentero baño. Habría más, pero la pintura solo capta uno.
Una obra en la que estuvo apunto de abandonar, pero disuadido por sus amigos entre los que se encontraba Vicente Blasco Ibáñez, la finalizó. Comentaros que en un principio el título de la obra iba a ser «¡Los hijos del placer! » y fue el mismo Blasco Ibáñez el que le sugirió «¡Triste herencia!» , haciendo una alusión a las teorías degeneracionistas que existían en el siglo XIX , cuyo fundamento se basaba en que los vicios de los padres degeneraban en graves problemas para los hijos.
Consiguió el máximo galardón en la Exposición Universal de París de 1900. En el año 1901, presentó el cuadro en la Exposición Nacional de Bellas Artes, otorgándole la Medalla de Honor.
Sorolla deseaba que su obra permaneciera en España, pero ya sabemos como funciona la política y el Estado español no la adquirió, por lo que pasó por diferentes manos hasta que por fin, en una subasta en el Sotheby’s de Nueva York la adquirió Bancaja, con lo que la obra, como Sorolla quería, retornó a España.
Pocas obras de temática social realizó el pintor, pero os traje hace tiempo en un buenos días su primera obra: «Otra margarita«.

«¡Triste herencia!»
Cogí tus manos, te vi
con la mirada real
sabiendo lo que es sufrir
conociendo el disfrutar.
Y no pude resistir
acercarte a ese mar
donde la arena es buen fin
y el agua te haría vibrar.
Como no pensar en ti
y olvidar a lo demás
si pudo pasarme a mí
y estaría en tu lugar.
La tristeza se pronuncia
el amor sin condiciones
la ternura se entremezcla
entregando bendiciones.
No hay un ser más egoísta
que el que se mira en espejo
y solo se ve a a sí mismo
sin encontrar un reflejo
de otras vidas que añoran
el poder sentir sin miedo.
Ese miedo que produce
sentirte distinto al resto
y privarte de la vida
sin ni siquiera un intento
refiriéndome a gozar
de los mejores momentos.
Momentos de comprensión, paciencia
un amor puro y sincero.
***
Desde vuestra revista digital La Paseata os deseamos que tengáis un maravilloso domingo y os dejo esta reflexión: Todos tenemos un corazoncito repleto de sentimientos, hacer daño innecesario devora al más indefenso.
MMB