De la filosofía como una forma de vivir en tiempos de crisis. Por SIlvia Gutiérrez Oria

«Como dice Wolfram Eilenberger, pensador alemán de nuestra época: No hay que pensar en la filosofía como una ciencia para estudiar, sino como una forma de vivir»
En estos tiempos de cambios, inestabilidad y consumismo, se considera más que nunca a la filosofía como etérea e inservible para la vida actual. Se piensa erróneamente así que la Filosofía es un estudio académico para entender, mediante pensamientos y reflexiones, nuestra propia existencia. Pero es mucho más que eso, y a la vez más sencillo.
La filosofa está alojada en la vida cotidiana de cada uno de nosotros. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez sobre el pasado, el futuro sobre quien soy yo, y cómo son las circunstancias que me rodean?
Pues sí, la mayoría podríamos llegar a la conclusión entonces que todos somos filósofos en potencia, y no caeríamos en error alguno, porque en estas preguntas y pensamientos generales, se alojan los principios de la Filosofía. Y aunque no lo parezca siempre está presente, forma parte de la inquietud del hombre, y no se puede separar el concepto de «humanidad» del concepto de filosofía.
Si echamos la vista atrás a través de la Historia, podemos observar que la importancia de la filosofía aumenta en épocas de crisis y decadencia social o existencial, y esto sucede porque en las crisis se ponen de manifiesto nuestras dudas e inquietudes, se tambalean nuestros principios y se desdibujan nuestra certezas sobre la vida y el mundo
Zambullirse en los propios pensamientos, comunicarlos a los demás sin miedo ni complejos , y leer libros de filosofía sobre las épocas decadentes del pasado, puede clarificar un futuro incierto, cambiar planteamientos, y proporcionarnos la toma de decisiones precisas
La filosofía es un arma poderosa en un mundo superficial y vulnerable que se tambalea constantemente, y ante el cual los hombres debemos cimentar nuestras vidas.
Como dice Wolfram Eilenberger, pensador alemán de nuestra época «No hay que pensar en la filosofía como una ciencia para estudiar, sino como una forma de vivir».