EL NAUFRAGIO
Se que comunicarme desde Alta Mar puede carecer de sentido para la gente normal, que está en tierra, pero quiero dejaros un poema muy importante del gran poeta Enrique Molina. Se aprende mucho de los naufragios, si se sobrevive. Claro!!!!!
“Contra la empalizada de la noche”
Los sentimientos son como la noche. Donde todos los gatos son pardos. Pero debe llegar la razón que es el día para ordenarlos.
En este momento, que no es de cambio de tercio, es de cambio de lidia. Donde la ganadería ya era otra , distinta a la que conocíamos, recogeremos si queremos y podemos, lo que la marea nos trae cada mañana a la orilla y rearmaremos la vida.
La soledad tan de estos tiempos de naufragio genera necesariamente estupor.
“entre los arrecifes y las lentas piedras del crepúsculo
que crujen de modo tan triste
bajo tantas aguas”
De la vitalidad que engendra la belleza, en la que cabe todo, os convoco a vuestra noble estirpe.
La serenidad y el orden es fundamental, y saludo a España, allí en territorio continental e insular.
“ tocado hasta la médula por la gracia del abismo”
Inés del Bocca
NO, ROBINSON
Enrique Molina
En tu isla Robinson verde recamado con la pelambre del desvarío
los helechos descomunales
las estrellas con el loro virgen y la cabra atravesada por el rayo
¡ aquellas fiebres ¡
la cueva con la barrica tiránica bajo la lluvia en las sentinas
inmensas
contra la empalizada de la noche
el océano hasta la cintura
y la sombra de tu mano sobre tu mirada desgarradora
posada en la alcoba escarlata de tu infancia
con los pilones hundidos del otro lado de la tierra.
No cedas ahora viejo perro
no regreses con tu manzana hirviente arrastrando tus plumas de
oscuro pájaro evadido
y ese olor a raíces y setas en la luz del cuchillo
confabulado con los secretos de la luna
tu calabaza de anfitrión abandonada a la saliva marina tus visiones
tu hosco esplendor entre las valvas ciclónicas
las matemáticas del horizonte hasta el infinito
sin más guitarra que la fogata del naufragio encendida no importa
donde
entre los arrecifes y las lentas piedras del crepúsculo
que crujen de modo tan triste
bajo tantas aguas.
Mas abandonado que un dios
más salvaje que un niño
más resistente que las montañas contra ese cielo que te disputa tus
alimentos legendarios
¡ ah Robinson sin auxilio sin terror ni remordimiento!
la huella de tu alma en la soledad hasta el portal de tu casa en York
mientras tu pisada de yodo ignora todas las reliquias
a la medianoche convertido en pesadilla
tocado hasta la médula por la gracia del abismo
¡ vociferando contra tu padre inexistente entre los mástiles carcomidos
por la resaca!
La ciudad fangosa bebe en el alba la leche muerta de los corazones
allá lejos bajo el oro de sus ropas
pero no vuelvas la cabeza
ahora que el carruaje de los esporos y los saurios pasa con tanta
tibieza como una caricia
sobre tu isla rechinante
en la pureza de tu exilio
¿y a que tu grito
tu mano abierta en la que cae la lluvia?
¿a que tu negra Biblia contra la Biblia de vello de tu pecho,
esa plegaria a nada
a todo
Robinson sin propiedad y sin altar dueño del mundo?