(I) Bismarck es para la Alemania de hoy una figura semiperdida en la historia y sin embargo omnipresente en las estatuas. Por Rafel Gómez de Marcos

«Controvertido como pocos, admirado y odiado aun después de su muerte, Bismarck es para la Alemania de hoy una borrosa figura mítica y semiperdida en la historia»
El Bismarck-Denkmal es un monumento en la ciudad de Hamburgo, el más grande y probablemente el mejor conocido monumento al Canciller de hierro del mundo, todo un símbolo de esta ciudad portuaria.
Bismarck, convencido de que cualquier movimiento democrático minaba los cimientos del Estado, era consciente, sin embargo, de la necesidad de mejorar la suerte de los trabajadores, para que no se rebelasen contra el poder. Y a partir de 1883 fueron creados sistemas de seguro de enfermedad, de accidentes y de vejez. En 1892, dos años después del final de la «era Bismarck», Alemania tenía una legislación social muy avanzada en comparación con los demás países.
Controvertido como pocos, admirado y odiado aun después de su muerte, el canciller de hierro es para la Alemania de hoy una borrosa figura mítica, semiperdida en la historia y sin embargo omnipresente en sus innumerables estatuas y monumentos que parecen montar guardia por todo el país.