
“El mejor museo que puede usted acudir a ver es el museo de la calle. Salga y contemple las escenas y los cuadros vivos más artísticos del mundo”
El mejor museo que puede usted acudir a ver es el museo de la calle. Salga y contemple las escenas y los cuadros vivos más artísticos del mundo: La humanidad en ebullición.
Si las pinturas ofrecen humanidad estática en color y ofrecen toda clase de posibilidades “divinas”, la calle, entrega al espectador cuadros vivos, material de pintor de todas clases.
Si el arte eterniza una pose, la vida se mueve.
El caleidoscopio cambia la imagen a cada movimiento del tiempo y los “cristales de colores” toman formas fantásticas y diferentes a cada giro.
Todos somos intérpretes en la danza vital, y juntos, formamos distintos decorados para el escenario de este teatro donde se ejecuta el baile: Unas veces convulso, otras rítmico y artístico.
A veces comparsa, parte del coro, tirano, amante, santo, lo que pida el libreto. Cada cual cumple un papel y nadie desea pertenecer al relleno, aunque, para la obra, todos los papeles son importantes.
La comedia se transforma en tragedia con facilidad y algún que otro “primer actor” se olvida de su papel. El apuntador no tiene mucha voz y puede que el artista sea un poco sordo.
Alguno debe hacer el papel de público: ¿qué es una obra de teatro que no cuente con público? De forma que el caleidoscopio se mueve otra vez y los “artistas”, ejecutan un movimiento circular subiendo por la escalera de la derecha del escenario para tomar el papel de los que bajan por la izquierda para sentarse en el patio de butacas y seguir contemplando el espectáculo, aplaudiendo o abucheando, según requerimiento también.

“Otros son tan malos actores que se les nota que están disimulando y que son otra cosa. No obstante, todo es guion, todo escenario en los museos de la calle”
Si un actor hace de médico necesita actores que ejecuten el papel de enfermo. Si hace de sacerdote, fieles que se inclinen a su paso… Si de político, eficaz o ladrón, manos que aplaudan y voces que lo ensalcen. Todo está cuidadosamente dispuesto para la obra, y los actores, se meten tanto en su papel que hasta suelen olvidarse de sí mismos. Alguno olvida el papel y se aparta disimuladamente de la obra escondiéndose detrás del escenario. Otros, son tan malos actores que se les nota que están disimulando y que son otra cosa. No obstante, todo es guion, todo escenario en los museos de la calle de la humanidad en ebullición.
Plumas, harapos, joyas, colores, telas finas y burda arpillera. El vestuario es variado y los temas infinitos. El atrezo dispuesto perfectamente para vestir el decorado. Salga a la calle, siéntese en un banco, en una terraza, observe, disfrute con la obra y con los personajes que, en ese momento, actúan para usted, yendo y viniendo, tomando sus tapas en los bares, cada vez menos, paseando, cada vez menos, desplazándose y viviendo como mejor pueden mientras algunos mastuerzos se esfuerzan desde ciertos estamentos por destruirles esa vida que esperan tranquila.
Usted está en su derecho de abuchear o aplaudir al autor del libreto. Haga lo que considere. Usted es necesario en la representación hasta cuando está inactivo.
No piense en cosas amargas, disfrute en el teatro. Respire y viva, no se le exige mucho más. Es su papel.