
«Parodiando al gran Woody Allen, me gustaría reencarnarme en la yema de los dedos de George Moustaki en honor a su Ma Solitude»
Se que ya he traído en varias ocasiones a este hombre tranquilo y reflexivo, que vivió durante décadas en una buhardilla enorme en la isla Saint-Louis, en el corazón de París, un artista que muchos le niegan un sitio al lado de Georges Brassens, Jacques Brel o Leo Ferré, yo no.
Georges Moustaki no era una versión sosita de Georges Brassens, pero su música sí fue más universal que la de Brassens. Una música que acompañaba a sus letras con trazos de su agitada biografía y los posos de influencias culturales tan diversas de las que tuvo la oportunidad de impregnarse.
“Ma solitude” (1969) es un tema particularmente sensible para mí, en mi adolescencia la belleza de su melodía y mis estudios de francés durante el bachillerato, me hicieron fijarme en ella, sin poder todavía entender demasiado su auténtico significado, todo un canto a la soledad, a esa soledad que tanto tememos y que, en otros momentos, tanto anhelamos y necesitamos. Una hermosísima canción que escuchar, degustar y meditar…
En soledad. Gracias señor Moustaki. Una cosa le envidio, y permitiéndome la libertad cambiar aquellas aquellas palabras de Woody Allen “me gustaría reencarnarme en las yemas de los dedos de George Moustaki”.