¿Malversación sin ánimo de lucro? Sujétame el cubata. Por Francisco Gómez Valencia

¿Malversación sin ánimo de lucro?

«La democracia o el poder del dinero han manoseado tanto nuestro carácter corrupto desde 1978 que ya no nos conoce ni la madre que nos parió»

Las andanzas sobre ladrones buenos ya nos las sabíamos desde la leyenda de Robin Hood. ¿Qué historia verdad? Robar a los ricos para dárselo a los pobres… Lo que pasa es que uno mira a Junqueras, Puigdemont o Griñán y se te caen ciertos mitos, los palos del sombrajo, y hasta el alma al suelo al ver como se desguaza la democracia pieza a pieza. El abogado José María de Pablo llego a escribir por Twitter que esperaba que a este atropello “al menos lo llamen Ley Orgánica de Sujétame el Cubata”, porque parece como si en el Consejo de Ministros alguien le hubiera dicho a Sánchez, ¿A que no hay huevos? No sé porque me recuerda a algo…

Te los imaginas robando hasta los ceniceros porque es así de simple y claro, terminan como debe ser: condenados, encarcelados e inhabilitados, pero que va… esto es España, una de las naciones del mundo más antiguas donde ciertas leyes centenarias debieran haber servido como magníficos pilares sobre los cuales descansaran nuestras instituciones, de tal manera que la independencia de los tres poderes garantizaran las libertades y derechos fundamentales como el de ser iguales ante la Ley. La libertad bien entendida nos debería brotar por todos los poros gracias a la experiencia y la españolidad bien desarrollada en forma de Hispanidad. Nuestra cultura heredada hubiera o hubiese bastado para que todo aquello que se consiguió desde antaño nos forjara solamente un único carácter en vez de la serie de diecinueve partidas defectuosas degeneradas y conglomeradas bajo el paraguas de las dos identidades antagónicas que hoy mas que nunca están tan a flor de piel intencionadamente, para arruinar la verdadera esencia de la nación española: “una, grande y libre”.

La democracia o lo que es lo mismo, el poder del dinero, ha manoseado y moldeado tanto nuestro carácter corrupto desde 1978 que ya no nos conoce ni la madre que nos parió como dijo el ínclito y ahora despechado Alfonso Guerra, de tal forma que si por ejemplo nos retrotraemos tan sólo a 2009 (fecha en la que ETA asesinó en España por última vez), nos deberían entrar ganas de llorar lagrimas de sangre helada. Golpe a golpe y verso a verso gracias a su relato, la arquitectura institucional del Estado está siendo desmontada con una legislación conformada “ad hominem” para beneficio “ad personam” de aquellos que persiguen liderar otro modelo de Estado, y de verdad que lo están consiguiendo bordeando las leyes establecidas sin cambiar el rictus.

El golpe de Estado de 2017 en Cataluña o los cuarenta años de socialismo corrupto en Andalucía hicieron que las fechorías de los tres tenores antes mencionados hayan alcanzado la categoría de “míticas” pues sus andanzas en el manejo descuidado o distraído del dinero público fue realizado con tal destreza que hasta han conseguido que algunos de sus herederos en el uso y disfrute indiscriminado del poder absoluto, esta misma semana en el Congreso hayan considerado que esa pequeña cuestión -la de la atención dispersa en la gestión de los fondos públicos- sea una cuestión menor y por lo tanto revisable por el artículo 33.

El artículo 33 es maravilloso porque te permite en aras de la mayoría simple más despiadada jamás vista en acción, realizar el mal haciendo sencillamente lo que le salga de las narices para perpetuarse en el poder. No hace falta llevar sobreros gigantes, o chándal con los colores de la bandera nacional, ni tan siquiera detener en público y en directo a los disidentes durante los actos del partido; con cambiar las reglas del juego basta. Lo pudieron hacer todos aquellos que gobernaron con mayoría absoluta, pero no lo hicieron porque pese a sus muchos errores, ciertas líneas no se podían traspasar para garantizar la convivencia. Eso hoy ya no sucede pues la convivencia está garantizada gracias a que la sociedad esta felizmente pasmada, de tal manera que con culpar al adversario (en cualquier ámbito de la vida), de aquello que estas perpetrando, basta.

Sujétame el cubata.

Secuestrar el Tribunal Constitucional colocando a los tuyos ya es licito aunque se haga de forma paralegal con tal de “librarlo del presunto secuestro anterior”. Hacer esto te asegura que si por error al perpetrar el pucherazo en las próximas elecciones generales se llegara a perder el poder del dinero, los nuevos abisinios con sed de poder no podrán derogar las leyes ideológicas aprobadas gracias a la mayoría de izquierdas del nuevo Frente Popular en el alto tribunal, a no ser que hagan alguna fechoría de semejante calibre para hacer el bien, que es dotar al poder judicial y demás contrapesos de la independencia absoluta que debieran tener frente a la corrupción innata de los poderes ejecutivo y legislativo.

Al del sombrero gigante de Perú le han emplumado gracias a que la Fiscalía no depende del Gobierno y eso queridos lectores en España ya no puede suceder. Toda esta basura que estamos tragando desde que Sánchez retomó el control del plan de Zapatero no puede ser gestionada así tan groseramente para sobrevivir politicamente un año más. Habrá tongo, pucherazo, trampas en el solitario cuando se finja el conteo de los votos y del manejo de las actas en las generales de diciembre de 2023 o enero de 2024 si se ponen muy espléndidos. No será el PSOE al que le sumen más votos en forma de escaños de los que ya tiene, bastará con dárselos a los socios de la banda como dijo el ambicioso y desmedido Albert Rivera, todos socios integrantes de un Gobierno Frankenstein, como lo calificó el siniestro socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.

Sólo hay una manera para que me convenzan de que algo así no pasará aunque votemos en masa para echarlos (como debe pasar), y es que no suceda. Perderán las locales estrepitosamente para que la oposición amable esté contenta y con las alforjas bien llenas. Me duele decirlo pero me lo pide el cuerpo por la impotencia que se siente y porque además: ¿a quien le voy a pedir responsabilidades, al sátrapa de Sánchez? Se las tendré que pedir al que me promete que me seguirá pisando la cabeza aunque al menos un poco menos… ¿o eso tampoco se entiende?

Ojalá suceda un error en Matrix y pase lo mismo en las definitivas y ojalá haya una mayoría necesaria con valor para traspasar líneas rojas y transformarlas en azules y verdes de tal guisa que España recobre la conciencia. De no ser así “cada mochuelo a su olivo” y que «a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga» porque ya no habrá remedio ni vuelta atrás.

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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