Golpe de Estado con vaselina y cuándo la moción se hace “poción”. Por Antonio De la Torre

Golpe de Estado con vaselina. Ilustración de Linda Galmor: Sede central del Partido Socialista Obrero Alemán, digo Español. -¡¿Autoritario YOO?!

«No cabe duda de que estamos asistiendo a un Golpe de Estado con vaselina, para que no se note tanto la pe…rpetración»

La semana pasada fue la rebaja de la pena por delito de sedición —no le bastaba el indulto que había concedido a los golpistas del 1 de Octubre—, para atender a los que no “dejaría la gobernabilidad del Estado”, y ésta se ha preparado el terreno para dar, a los mismos, otra “limosna”, porque la cosa, aprieta. O le aprietan “la cosa”, que sería más apropiado decir. Pero hay que entender que estamos en fechas prenavideñas y se impone la “caridad” con el prójimo, sobre todo si ese “prójimo”, hoy socio preferente, te garantiza comerte el turrón, un año más, en el palacio de la Moncloa.

Pero como estos tienen claro que “en España, vale todo” y, lo peor, que “nunca pasa nada”, como vengo diciendo y escribiendo desde hace varias décadas, qué mejor que aprovechar una semana intensa de “panen et circenses”, para dar algunos pasos más en su dislate. Y, aprovechando la sucesión de puentes —tres en siete días— y la euforia de un mundial, pervertido en origen, completamos la “cesta de Navidad”. Y pensado, y hecho, que para luego es tarde, se prepara otra reforma del Código Penal para establecer un delito de malversación a la carta: “Si robas para el partido, pero no te lo llevas puesto, no pasa nada, o muy poco”. Así pues, lo que quiere Esquerra, y le dará el felón, es que la pena sea de ocho años de cárcel si la malversación supone lucro personal y hasta tres si el “desvío” de fondos públicos es para otros fines —un intento de golpe de Estado, u otras minucias—, que no sé si especificará la norma con detalle, nombres y apellidos de los delincuentes incluidos. Como ha dicho el presimiente y acreditado showman, en un nuevo monólogo, esta vez en Barcelona, ante una “parroquia” entregada: “Las decisiones que tenemos que tomar son arriesgadas —sobre todo para España, añado yo—, pero no hay otra —para seguir en Moncloa, debió pensar—; hay que devolver la confrontación y el debate político al territorio de la política y sacarlo de los juzgados. Estamos defendiendo lo que vale la pena, la concordia, la convivencia y la unión entre españoles —más divididos que nunca, insisto—. No quiero que volváis a vivir los días tan aciagos y tan tristes de 2017” —que yo apoyé entonces, omitió—.

Y, ya enfangados, modificamos la LO 6/1985 del Poder Judicial, para cambiar la mayoría de 3/5 que necesitaba el CGPJ para elegir los dos magistrados que le corresponden para el Tribunal Constitucional. Ahora bastará una mayoría simple para tal designación y, por si fuera poco, el encargado de presentar la enmienda del PSOE, dejó una clara amenaza para los “rebeldes”, tendrán que asumir «responsabilidades, incluso, de carácter penal«, por posibles delitos de desobediencia o prevaricación omisiva. Sí, lo hizo aquel que no pasó de 1º de Ingeniería —supongo que Técnica— en diez años, y que haría “cosas que nos helarán la sangre”, el tal Pachi López, cuya inanidad le hizo merecedor de quedarse en “Pachi Nadie”, convertido hoy en “portacoz” parlamentario. Se ha descolgado esta vez con un mensaje para palmeros entregados: “Vamos a fortalecer la lucha contra la corrupción, penalizando el enriquecimiento ilícito” —no el que da rédito partidista— “y vamos a garantizar el cumplimiento de la Constitución Española, estableciendo fórmulas de desbloqueo que impidan el secuestro de las instituciones que son de todos y que no pueden estar al servicio de ningún interés particular” —o sea, acabar con lo que queda de separación de poderes, controlando el Poder Judicial—.

Ante estos abusos y manipulaciones de las leyes, personas muy acreditadas del ámbito jurídico, que han sido jueces de prestigio, y actualmente fuera de responsabilidades jurisdiccionales, por lo que pueden hablar, han dejado sus opiniones. Por ejemplo, Javier Gómez de Liaño ha dicho textualmente, respecto al poder legislativo, convertido hoy en “el contubernio del hemicirco”, que, “no son legisladores, son mercaderes de la ley, que alteran su esencia porque desconocen que estas iniciativas tienen un tufo de fraude de ley. No están basadas en el concepto abstracto de la ley sino en intereses singulares, muy particulares”. Por otra parte, José Mª Macías, vocal del CGPJ, opina que este cambio de reglas del juego es “claramente inconstitucional” y que va a haber que empezar a hablar de un auténtico “asalto a las instituciones”.

Todo ello, días después de nombrar a dos fieles, un exministro de Justicia, Juan Carlos Campo “de Meritxell”, y una ex alto cargo, Laura Díez, que presidió el Consejo de Garantías estatutarias de la Generalidad, es decir, con pedigrí de “independientes”, ambos. ¿Estos dos van a dirimir, cuando toque, la inconstitucionalidad o no de estas agresiones legales que perpetra el ejecutivo?

Como recojo en la primera parte del título de mi desahogo de hoy, no cabe duda de que estamos asistiendo a un “Golpe de Estado con vaselina”, para que no se note tanto la “pe…rpetración”. Algo así como la conocida historia de la rana en la olla, a la que se metía con el agua fría y se iba calentando poco a poco, y ahí permanecía, encantada y feliz, hasta que el batracio quedaba bien hervido, sin apenas haberse dado cuenta. Esto es, exactamente, lo que está pasando en España desde la torticera llegada de Pedro “Antonio Narciso PinócHEZ… el Africano… Histórico…” y otras yerbas. En realidad, como también vengo y seguiré repitiendo, no es más que la continuación de lo que en su día comenzó, “suavemente”, Felipe González, y continuó, más bruscamente, José Luis Rodríguez, tras la pasividad de José Mª Aznar en lo fundamental (valores y principios) —no en lo urgente, que eso sí lo hizo—.

Ahora, con la tranquilidad de lo que antes recordaba, “No pasa nada”, este sátrapa ególatra y ambicioso, sin más Norte que mantenerse en el poder, ha acelerado el proceso que quiere dejar listo cuanto antes y se olvide en las próximas citas electorales, en las que intentará imponerse desde esas bases totalitarias ya establecidas y casi aceptadas por el rebaño político y social. A la oposición le van a quedar pocos recursos si no se reacciona a tiempo y cada día va quedando menos. Porque este PSOE infame, que ha superado casi todos sus precedentes históricos —le falta llevarnos a otra confrontación civil, para lo que ya no le falta mucho, de seguir por este camino—, se ha puesto en manos de los que quieren destruir España, que se han convertido en los verdaderos gobernantes.

Habrá que estar atentos al próximo martes que parece que va a ser cuando esté lista la proposición de ley que anticipará “el gordo” a los separatistas catalanes, que presentarán su enmienda para rebajar la pena por malversación, y permitirá a los golpistas presentarse a las próximas elecciones. Uno de sus portavoces, el rufián Gabriel Rufián, así como el todavía presidente separatista, ya dejaron caer que el referéndum tiene que entrar en el paquete, así que todavía veremos más. Y estos no mienten nunca en estas declaraciones, como sí suele tener por costumbre nuestro presimiente Falconeti en las suyas.

Y mientras tanto, ¿qué hace la oposición? Pues como viene siendo la tónica, desde 2019, una parte hacerle el juego al sátrapa —que observa complacido su “divide y vencerás”—, en lugar de hacer un ejercicio de ese “patriotismo” del que hacen gala —sobre todo algunos—, aparcar egos y ambiciones personales, sin perspectiva alguna de éxito, y actuar todos juntos. Pero de nuevo, los dos que no tienen nada que perder, piden casi al unísono una nueva moción de censura para frenar el despropósito, como si de la “poción mágica” de Astérix se tratara.

La primera en pedirla ha sido la presidente, todavía, de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que es la que, precisamente, no puede presentarla, porque su lamentable resultado de diez diputados en las últimas elecciones no se lo permite. Consciente de su debilidad parlamentaria, dice que hay que hacer una moción de censura “que pido expresamente al Partido Popular, a diputados de otros partidos, a VOX, que presentemos, porque es la única manera de que esto tenga la relevancia que se merece”.

A renglón seguido, no sé si por no quedarse atrás o por su oportunismo característico, fue el líder de VOX, Santiago Abascal, el que pedía lo mismo: “Es evidente que ha llegado el momento de presentar una nueva moción de censura —hay que recuperar protagonismo como sea—. El grupo parlamentario de VOX iniciará, hoy mismo, conversaciones para proponer un candidato neutral, con experiencia de gobierno —al menos, después del ridículo de su primer intento, puro pataleo y sin programa de gobierno alguno, se dio cuenta (o alguien le ha advertido), de su propia incapacidad política y de gestión, que no se le conoce después de treinta años de vivir de la cosa pública—, que no milite en partido político alguno —si no soy yo, que sea de fuera— y que se comprometa a convocar elecciones inmediatas”. Bueno, no sé si alguien se lo habrá dicho, pero le doy mi bienvenida a mi tesis de Enero de 2016, tras el primer gran batacazo de Rajoy, que me permito recordar de nuevo, pidiendo perdón, otra vez, por la autocita . Se la hacía al Rey que, de acuerdo con el Art. 99.1 de la Constitución, pudo —y a mi juicio, debió— haber propuesto un candidato independiente, precisamente con ese fin, poner orden en la situación y convocar elecciones generales. Lo hacía en estos términos: “Pues bien, visto lo visto —el desastre del PP de Mariano Rajoy, que perdió 3’5 millones de votos y la nueva caída del PSOE que se quedó en 90 escaños—, y en atribución de lo que el mencionado artículo le confiere, y no limita, Don Felipe, tras esta segunda ronda de entrevistas –podría haberlo hecho en la primera-, debería, a mi juicio, proponer un candidato, ajeno, a ser posible, a cualquier partido político, persona de reconocido prestigio por su trayectoria profesional, dentro o fuera del ámbito político, para la conformación de un Gobierno provisional independiente, que afrontara las urgentes reformas que el sistema actual requiere. Me estoy refiriendo a personas como Manuel Pizarro o Pablo Isla, ambos Abogados del Estado y con una trayectoria profesional, pública y privada, impecable…”.

Y también le recordaría a los dos proponentes de esta nueva moción (entonces era Albert Rivera el que lideraba Ciudadanos), qué les hizo negarse a la propuesta de Pablo Casado, por dos veces (Abril y Noviembre) en 2019, y cuando el palentino todavía no había perdido el Norte ni la brújula, para comparecer en listas únicas, en aquellas provincias con menos de 7 escaños, en las que el resultado dependía de esa unión. Obviamente fue su ego y su ambición, demostrando el escaso nivel político de ambos, que se creyeron que iban a conseguir la corona de la derecha española y lo que consiguieron fue propiciar la consolidación del aspirante a dictador, apoyado por lo peor del espectro político que depararon aquellas nefastas elecciones. Era evidente, pero faltó la suficiente visión política y un mínimo de sentido de Estado por parte de esa pareja de pipiolos aficionados, que no habían aprendido nada del pasado histórico, si es que lo conocían, y les cegó su ambición personal.

Como dicen por mi tierra y supongo que por muchas más, le diría también a esta nueva pareja de “baile” del centro derecha —en el que ninguno está realmente—, que “A buena hora, mangas verdes”, para pedir una moción inútil, que sólo serviría para que, el que quieren echar, sacara más pecho y se diera un nuevo baño de separatistas, golpistas, filoetarras y demás comparsa de vividores de rapiña. Evidentemente, esa moción sólo tendría cierta relevancia, a nivel europeo e internacional, aunque resultara inútil, repito, si la liderara el PP y ellos se unieran sin más. Pero ya ha dicho Alberto Núñez Feijóo —puede que sea un error—, que “la mejor moción serán los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de Mayo” y, su portavoz, Cuca Gamarra —¿no tiene nadie mejor el PP para ese puesto?— la pospone a las generales y se limita a decir que ”presentaremos todos los recursos que sean necesarios y no nos vamos a quedar callados”. Espero que no se equivoquen y que las maniobras que siga pertrechando la banda de enemigos de España, no impidan esos recursos y su buen resultado. Y no hay que dejar de lado esta pregunta que requiere una respuesta cada día más urgente: ¿Para cuándo una reacción de la sociedad civil como la de Perú? Porque, desgraciadamente, aquí no tenemos una fiscalía independiente que detenga a los traidores al Estado “¿Quién manda en la fiscalía, quién? Pues eso”, ni, parece, se puede contar con veinte o treinta diputados socialistas que expresen en el Congreso lo que sus barones, Emiliano García Page, Javier Lambán y Guillermo Fernández Vara (sólo a veces), cacarean en sus feudos, sin que se refleje después en nada, que fuera hace mucho frío.

 

 

Antonio de la Torre

Aficionado a la política, decepcionado con mi corta experiencia en ese mundo, y preocupado con la situación de "España, S. A.". Modesto tertuliano y articulista de opinión. Comparto inquietudes y propuestas, tratando de ayudar a crear opinión para mejorar el pervertido sistema político que nos ningunea.

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