Conversaciones en el andamio: Menuda gansada. Por Francisco Gómez Valencia

Conversaciones en el andamio: Menuda gansada.

– ¿Escuchaste al del PSOE de Madrid el otro día en la radio por la mañana?

– No ¿Quién es?

– A ver, que no se cómo se llama, la verdad es que ni me importa, pero que va el prenda y dice que cuando el castigo por un delito no reduce su número, hay que eliminarlos del Código Penal o reducir la dureza de las sentencias por realizarlos porque no surten efecto.

– Jajajajaja ¡No jodas, menuda gansada! ¿Qué estaba tratando de justificar lo que han hecho con la malversación y la sedición para sus amiguetes?

– Parece que sí.

– ¿Y qué le dijo el locutor?

– Que hombre: visto así, habría que eliminar todo el Código Penal o eliminar la mayoría de los delitos.

– Pues mira mi Pepe igual lo vota, a ver si le quitan la multa que le pusieron la semana pasada.

– ¿Pero tú Pepe es del PSOE alma de cántaro?

– No.

– Pues entonces a ti no te afecta.

– Pero: ¿le quitarían la multa o no?

– ¡Que nooooooo!

– Entonces que coño dice ese tío.

– Y yo que sé; que si patatas…

– Jajajajaja. Menudo impresentable…

– Ya ves, todo un personaje…

Feliz día de San Arcadio.

Españistan a 12|01|23

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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