
«¡Habrás de pagar muy cara tu alta traición! ¡Nadie se ciscará en nuestra Constitución! Y tu ¡Eres menos que nadie!»
(1)
Ni que decir tiene que, la ‘presentación’ del nuevo Gobierno,
a la mayoría de españolitos nos importa un puto pirulo:
conociendo a Pedro El Felón, demasiado bien sabemos
que no serán, todos ellos, sino ‘mierda del mismo culo’.
(2)
El ‘culo’ en cuestión, como bien se comprende,
no alude sino al del propio don Narciso;
un ‘bello trasero’ que de continuo se nos ofrece
para ser besuqueado, baboseado… y hasta lamido;
al punto que sin duda serán muchos, estas noches,
(3)
los que, en sueños o despiertos, colmen las fantasías de su libido:
El Felón Monclovita les ofrece, en un puro derroche,
un nuevo Gobierno sin duda a sus lúbricas apetencias conforme,
y de «un perfil a todas luces marcadamente político.»
¡Tócate los pelendengues, Benito!
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Lo que todo ello a fin de cuentas pueda significar,
bien pronto se verá, como nos tenemos la mayoría.
Obviamente, conociendo ‘el percal’ de Sánchez,
no pueden esperar, compadres, ustedes ni nadie,
sino graves daños a la libertad, la democracia y la justicia.
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Pero que empiece a andarse, El Felón, con cuidado ya;
que no está el patio español para soportar más tropelías;
y aunque son, los españolitos, gente ansiosa de vivir en paz,
de talante afable y festivo y pronto a zambullirse en alegrías,
en cuanto la paciencia al fin se le agota,
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temiendo en cualquier instante ver su patria rota,
a la mayor de las seriedades a sí misma se obliga,
y, estandarte en mano y una acerada dignidad que ante nada se amilana,
sabe como nadie defender su LIBERTAD… y LA UNIDAD DE ESPAÑA!
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Y ante DIVISA tan apremiante, muy mal hará en pensar,
cualquier ‘nuevo Gobierno’ sanchista que presuma de ILEGITIMIDAD,
que, ante las ruines barrabasadas del Felón, una vez más se la va a ‘envainar’:
si él se halla dispuesto a poner su santa madre en venta,
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con tal de poder ver colmada su megalómana ambición,
nosotros sabremos responder, a nuestra vez,
por la honra bendita de todas las madres de la nación!
Y añado todavía, y desde ya mismo, ¡PUTO FELÓN!:
Recoge, antes de irte, presto, a tomar viento, una sentencia clara:
(9)
¡Habrás de pagar muy cara tu ALTA TRAICIÓN!
¡Nadie, atiende bien, se ciscará en nuestra Constitución!
Y tu -que te tienes a ti mismo en tan alta consideración-,
¡ERES MENOS QUE NADIE! ¡Porque menos que nadie son
los insanos diablejos de tu pérfida calaña,
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y NADIE pisotea en vano LA UNIDAD DE ESPAÑA
ni nuestra democracia, ni el buen nombre de la nación!
Y menos que nadie, ¡UN PUTO FELÓN!
¡Ve, ve en busca del prófugo Puigdemont,
y sigue contándole el mérito de tus hispanas hazañas;
veremos si cuando a él y a ti se os venga encima
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todo el peso de la justicia… como un ciclón,
sigues riéndote del pueblo español en el Congreso,
como si la historia de España toda, con sus cumbres y sus simas,
no hubiese existido sino para burlarte tú de ella en toda ocasión.
¡Todo lo ignoras; de España y de cualquier cosa!
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¡Hasta del partido mismo que te ha parido!
Pues nunca se despeñó él antes hasta tan profundo abismo,
desde que tuvo lugar el cuasi milagro de la Transición,
como lo hace ahora mismo por tu putísima culpa,
y de lo que tendrá que avergonzarse por eones y por siglos
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¡Vuelve a tu Infierno, Satanás; del que ojalá nunca hubieses salido;
que acá, en vieja tierra española, de diabólica gentuza
como tú anduvimos, en tiempos, más que servidos!
Y aún sangran, por su causa, campos, vaguadas y cunetas,
de tantísimo terror que sembraron aquellos malnacidos!
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¡Llévate, pues, tu semilla maldita bien lejos!
¡Espárcela, si gustas, entre tus esbirros infernales!
¡Pero deja vivir en paz a nuestros hijos y nietos
y no azuces, con tu tan ENVENENADO EGO,
la atroz España de las viejas enemistades!
¡Como si no tuviésemos ponzoña bastante
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con la que todavía a todas horas esparcen
quienes se obstinan, como niños de teta,
en vivir sueños desvanecidos tres siglos antes,
arrastrando todo su peso muerto en una maleta
donde sepultarán su vano sueño y su propio cadáver,
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a causa de una ‘mala digestión’ que bulle en su cabeza!
¡Deja, pues, de jodernos, deja;
que la vida misma cuida ya de jodernos bastante,
lo mismo a quienes ponen gachas las orejas
que a quienes gustan de llevarlas tiesas,
como si sólo por ello hubieran de ser más importantes:
(17)
¡Nadie es más que nadie!
Salvo acaso quienes, por amor,
su propia piel en el amoroso acto se dejan.
Y morir por AMOR A LA PATRIA y A LA LIBERTAD
forma parte de ese bendito altruismo, de esa grandeza.
¡Y qué coño pintas tú en ello, qué pinta aquí tu bajeza!
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¡Abísmate ya de una puta vez;
y, contigo, toda tu vergonzante grey:
déjales que indaguen, en su atribulada alma,
qué veneno trocó en desasosiego su calma;
tiempo les queda… hasta que les llegue la vejez.
Y bueno es poder llegar uno a morir en paz
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sabiendo que hasta el mejor de los hombres a veces se engaña…
Y poco importa que crean o no en Dios:
cuanto más se descree, más necesita y merece uno dicha oportunidad;
que no hay soledad en el mundo que cause tanto dolor
como no hallarle a Él ni en el Cielo ni en la tierra…
(20)
¡Aléjate, pues; no hieras más a España, Satanás!
Deja que, entre todos,
desterremos tu semilla del odio,
y volvamos, poco a poco,
a acordarnos de la palabra AMOR:
Todos somos padres; todos tenemos hijos;
y queremos siempre, para ellos, todo lo mejor