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El arte del encuentro por Belén: La carrera del siglo contra el sentido común

La carrera del Siglo
La carrera del Siglo

 

«En mi casa se tiene una especial predilección por la película, La carrera del Siglo, ya antigua,pero muy divertida»

 

 

 

En mi casa se tiene una especial predilección por la película, “La carrera del Siglo”, ya antigua,pero muy divertida. En ella, hay una escena en la que el profesor Fate, (Jack Lemon), tras una agotadora jornada de avatares en la carrera de coches, amanece gruñendo y hecho un basilisco. Entonces, su ayudante, Max, (Peter Falk) le sugiere con temerosa suavidad que ¡¡se levante y sonría!! Fate le espeta: ¿¡¡¡Que me levante y sonríaaaa!!?? ¡¡Tengo la cabeza espesaaa…….!!!

 

 

 

Natalie Wood en la carrera del siglo
Natalie Wood en la carrera del siglo

 

 

…Pues así me veo yo, desde hace días: ¿¿Qué me levante y sonría?? ¡¡Tengo el ánimo espesooo!! ¡¡¡Grrrrr!!!

 

 

 

 

 

 

Visto lo visto, diré, con cautela, que soy una mujer de mi tiempo; al menos eso creía. Pero la terca realidad sale a mi encuentro, tomando la forma de ese demonillo porculero, que todos llevamos dentro, y que, sentado frente a mí, destroza “cariñosamente” mi sonrisa mañanera con una pregunta : ¿de qué tiempo hablas, Belencita? (yo, a él, en venganza, lo llamo Max). Pillada en mi desconcierto, y espesa de ánimo, balbuceo alguna excusa: hummnn….pues…… ya no sé.

La carrera del Siglo 2

 

 

 

 

Max se viene arriba, horadando mi autoestima: No entiendes que gentes que se lamentan de no encontrarse a sí mismas, vayan buscando como locos violentos al nuevo rey de las alienaciones electrónicas; un pokemon. Hasta son capaces de perder su trabajo, pelearse con los amigos por la captura de la pieza, o…. el no va a más de la estulticia colectiva: organizar una jornada, tipo encuentro planetario, con todos los cazapokemon que en el mundo habitan. ¡Y lo organizan en Madrid! ¡Toma y toma honor, orgullo, y regocijo para Carmena! que, desde que la disfrutamos como alcaldesa, aquí todos los disparates son a lo grande; sonoros, como les gusta a los de su peña. Carmena va, cual cerdito feliz, de charco en charco hasta la gran pocilga que está haciendo de nuestro ayuntamiento.

 

 

 

Carmena mala pécora

 

 

 

¿Debes sonreír y fingir que lo entiendes para seguir siendo una mujer de tu tiempo?, dice mi Max, que, viendo mi rictus, saca su hiriente sonrisilla de hiena, y sigue: Ya sabrás que la Colau propone la construcción de una gran mezquita en Barcelona para frenar la islamofobia. ¿Cómooooo?, le digo, ya a punto de llorar, ¿acaso esta descerebrada de la Colau no se ha enterado, aún, de que el anciano cura, degollado en Francia, les había cedido algún terreno de su iglesia para facilitarles la construcción de una mezquita, y mira cómo se lo agradecieron?? ¿Pero, es que esta Al-qaldesa ignorante, inculta y zafia no sabe aún que, para los islamistas radicales, estas concesiones son síntomas de extrema debilidad por nuestra parte; debilidad que ellos saben aprovechar muy bien para dar otro golpe mortal a Occidente? ¿No se entera esta okupa institucional, tan generosa ella con el dinero público, de que es de las mezquitas, precisamente, de donde salen los chavales adoctrinados que luego nos degüellan? ¿Por qué no propone edificar, en su lugar, un gran albergue- comedor para que Cáritas pueda seguir dando techo y comida a nuestros muchos necesitados españoles?, por ejemplo. Ya puesta a ser generosa con nuestro dinero…… ¿por qué no?

 

 

 

la carrera del siglo3
Fotograma de la carrera del siglo

 

 

 

 

Max, con un insoportable tono irónico, haciendo como que se mira distraídamente las uñas, me dice: A ver si el problema no va a estar en las Al-qaldesas, ni en los “kichis” de Marbella que se presentan con esos atuendos chancleteros y sudorosos a los plenos de sus ayuntamientos, derrochando limpieza, estilo, y glamour, ( aquí, a Max se le escapa un jijijiji odioso); a ver si va a ser que el pueblo español anda un poco desnortado y deja caer su voto en cualquier estercolero. Llegado aquí, Max suelta una sonora carcajada, que me congela, por certera, la poca esperanza de que España despierte de este mal sueño. Cae sobre mí un jarro de agua helada que siento que tiene algo más que agua helada; quizás, realidad de la que duele. No sé.

Maaaaaxxxxx, ¿¿Que me levante y sonría??