Como ser humano, más allá de mensajes navideños y de aquella película, Polar Express, que cada año veo con mi hija pequeña, siento la profunda necesidad de creer, de creer en el ser humano, pero de entrada he de afirmar con dolor que, en este momento, yo no creo en la justicia española.
Vivimos un esperpento, pero mantengo la esperanza y quiero creer
