Bueno pues…era yo una niña y ya me gustaba emborronar cuadernos. Aprendí a hablar antes que a caminar, según me contó mamá y las redacciones del colegio eran de las que se leían en alto… por cierto, terrible para mi, pues la timidez me salía por todos los poros. Ya en la adolescencia se despertó mi pasión por la historia y disfrutaba escribiendo relatos de guerreros en tierras lejanas…y cuando tuve un peso mayor en la familia, me encargaba de los panegíricos cumpleañeros, bodas de plata, bodas de amigos etc etc…
Sobre el placer de escribir, para que todo aquel que lo lea, me conozca mejor. Por Mercedes Ibáñez
