Una señal luminosa de la falta de educación mas que un grafiti más. Auténtica declaración de intenciones y guerra callejera. Un doloroso sopapo a la ley, la urbanidad y la educación tan sonoro como desafinado en esa loa a la perversa posverdad que campea a sus anchas por las calles y ya ufana, descarada, ególatra y perversa se sube a las paredes.
La posverdad y el pensamiento débil se suben por las paredes en forma de grafiti. Por Manuel Artero
