Los comerciantes, tanto los de bajura como los grandes barcos depredadores y pelágicos, están asustados tanto si viven en las cuatro provincias catalanas que suman la autonomía como si trapichean en cualquier esquina de la geografía española. Por ahora, saben, el boicot comercial está bajo una tregua que nadie ha escrito pero todos respetamos. Y mientras tanto el poder con mayúsculas, que ha visto las orejas al lobo, ha nombrado por segunda vez en la reciente historia española a Pedro J. Ramirez como testaferro del estado.
Es curioso lo de este periodista que ya en el inicio de los noventa demostró con creces de valentía sus pagos a una nación que muchos otros han tratado de vender en liquidación y por traspaso. Porque su labor al estado de derecho occidental, al destapar los mafioseos del entonces poder omnímodo de la vieja guardia del PSOE, hay que reconocer que supuso una desratización necesaria de la peste que se nos venía encima ahora hace veinte años: Los Gal, el hermanísimo Juan Guerra, y otros asuntos judiciales y políticos que, gracias a la mayoría absoluta de Felipe González, estaban alcanzando el top ten de la corrupción política internacional.
Hoy, cuando el PSOE comienza a desintegrarse, después de que su penúltimo líder, el impresentable Zapatero, haya estado jugando sin talento durante ocho años al cine de autor, haciéndonos querer ver que la industria de Holywood no era mas que expresión fascista de las esencias humanas, de nuevo el periódico El Mundo ha heredado el liderazgo de la auténtica alianza de las civilizaciones, no la inventada con el dinero de todos por el torpe alquimista social, con sus informaciones acerca de corrupción de CIU, Artur Mas y su mentor, el Jordi Pujol.
La andanada que suponen las informaciones de los tres últimos días que ha realizado Pedro J. Ramirez contra las líneas de flotación de la huida al abismo que lidera Artur Mas son un claro ejemplo del poder con atributos, del auténtico, que nada tiene que ver con las cloacas del estado de barrio marginal que ahora denuncian los políticos catalanes del tres al cuatro.
Es el momento de comenzar a pensar en los auténticos compositores de las partituras vitales de millones de personas que viven en Africa, Asia, Oceanía, la vieja Europa o España, pero tienen derecho a intentar prosperar, ser felices y procrear, independientemente de que sus líderes locales se hayan vuelto locos.
Y solo nos queda, creo, que rezar para que esas poderosas cloacas sean sensibles con otros temas, lejanos de momento, para los españoles pero en esencia mucho mas vitales en relación a ese futuro necesario para nuestros hijos: Me refiero al cambio climático y las nuevas guerras que se nos avecinan.