Oigo esta mañana a la destacada socialista Soraya Rodríguez en una entrevista radiofónica y ante la pregunta sobre el descrédito de la clase política, aprovecha su respuesta para diferenciar a los políticos del PP de todos los demás. Es a causa de su mayoría absoluta en el Parlamento y su Gobierno de derechas, afirma atropelladamente, la razón por lo que amplios colectivos están en la calle en manifestación y huelga permanente.
Resulta por tanto que esta mujer de partido, que ha conocido y disfrutado de las políticas del sectario Zapatero durante ocho años, demuestra que no sabe contar mas de cinco sin apelar a su imaginación ideológica. Nos viene a decir que el hecho de las protestas, de médicos, funcionarios camisetas verdes, funcionarios del Metro de Madrid, sindicalistas, florecen ajenas a la política de tomar la calle decretada por un PSOE en la oposición que no sabe qué significa España ni los conceptos de estado o nación.
Porque resulta muy fácil mirarse la mano izquierda y contar hasta cinco. Artur Mas, por ejemplo, ha decidido declarar, por su parte, que no tuvo tiempo para oír el tradicional discurso del Rey y ha elegido, como decorado para su presentación presidencial, una cortina negra que ocultaba el retrato del Monarca. Por tanto a partir de ahora, el presidente separatista, deberá seguir sumando gestos y metros para su arriesgada deriva. Y para sus cuentas, podrá elegir entre mirar su mano derecha y llegar hasta diez o contar los tres frutos que tiene en la palma: la alianza con ERC, los sentimientos de su corazón separatista y la prensa comprada. Y justo aquí comienza el delirio de los malos y los buenos, los tuyos y los míos, las sumas que restan y las compras de fidelidad. Porque Artur Mas puede seguir sumando voluntades y opiniones que hoy cuentan pero mañana quizás se esfumen como los sueños al despertar. Ahí está el histórico periódico El País, que tras tomar partido, puede resultar herido para siempre en su prestigio profesional del oficio del periodismo que representa.