En la Puerta del Sol veo en alguna solapa de manifestante alusiones al 15 M. Incluso en personas que debajo del abrigo calzan camiseta de color verde, blanco o rojo, lemas cromáticos de las denominadas como mareas y que hoy han marchado encaramando bonitas frases «juicio a la banca, salvemos lo público, salvemos las pensiones, salvemos a las personas, emplea tu fuerza» .
En el horizonte de la calle Alcalá se asoman las banderas republicanas en el final de la manifestación, cuando los votantes de Zapatero se apresuran a buscar un buen menú en las terrazas soleadas. Una vez mas la capital de España hace caja con el negocio de la protesta, ese producto interior bruto del sector servicios que se sobrevive en gran parte gracias a los manifestantes.
Miro al reloj y me señala las dos. Por el pinganillo me llegan los informativos que destacan dos grandes noticias: La incipiente propuesta de futuro socialista en torno a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz y las palabras del pepero González Pons durante la inauguración de la convención regional de Nuevas Generaciones del PP valenciano: Acaba de decir que «los votantes, los militantes y los dirigentes de su partido son tan honrados como todos. Que el PP es un partido tan honrado como todos», e inmediatamente intuyo y reflexiono sobre los lemas que carga el diablo. ¿Qué quiere decir el señor González Pons?
Que todos son corruptos es el significado con mas sentido común. Pero un grupo de jóvenes barbudos que bien podrían representar las propuestas del 15 M, me aparta de la reflexión con su griterío revolucionario contra la casta dirigente. Me fijo en ellos y observo que se han pegado en sus solapas unas grandes pegatinas con el lema » En la Pública pintamos todos».
Qué decepción. La cuestión se podría denominar pintar la mona subvencionada. Les anima el corporativismo aupado hasta ahora por los dos grandes sindicatos y su lema también lo carga el diablo. Y es que hoy, esa izquierda parlamentaria que en bloque votó a Zapatero se ha aprovechado de los rescoldos del 15 M para convocar la manifestación de siempre, pero en la que no conviene que se note demasiado el egoísmo electoral y el ánimo utilitario de los sentimientos contestatarios, y en la que, en definitiva todo debe parecer que es una cosa de las organizaciones sociales, aunque en los informativos chupemos cámara y minutos los de siempre.
Lo importante es que hoy comamos fuera por la causa, aunque sea un humilde, «exciting» y sabroso bocata de calamares en la Plaza mayor.
Todo sea por la causa.