Es un buen día hoy, que conocemos los vivos en el desasoiego que Joaquín Salvador Lavado, ‘Quino‘ (Mendoza, 1932), se alza con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, para recordarte de nuevo en nuestras charlas siempre evocadoras por tu amor a los comics y aquella cara, inconfundible, de alegría que me dedicaste cuando te mencioné una de las frases célebres de Guillem, el hermano de Mafalda: ¿No es increíble todo lo que puede tener dentro un lápiz?»
Y me alegra que tu familia reúna, otra vez, tus últimos cuadros para una nueva exposición de tus obras. Significa el homenaje que mereces por tu visión de artista del lápiz y los pinceles. Tus ganas de contar historias con imágenes. Incontables veces me hablaste de la inmortalidad de la herencia en honor a tus hijas que retrataste en una infinita variación de mensajes de ese futuro que acabará por arrastrarnos al último hoyo por no practicar tu devoción al diálogo.
Y por eso recuerdo esta obra que titulaste «El baño», la última que vendiste a un ejecutivo norteamericano de vacaciones en el Barrio de las Letras. Qué alegría en unos días, repletos como todos, de la desesperanza que refleja la incomprensión de casi todos. Aparente realidad.