Como máximo responsable de los cansinos independentistas, como portavoz oficial de su insoportable discurso separatista, el Artur Mas tiene las manos manchadas.
De incumplimiento de la Ley y las decisiones judiciales.
De nepotismo y despotismo.
Con la malversación de los dineros públicos.
De la prevaricación que representa la quiebra social que el manos manchadas fomenta a base de sentimientos de odio y esa falsa historia que vende envuelta en la tinta negra que ensucia cada uno de sus gestos.
Con la manipulación de su propia y vernácula lengua.
Con la locura sectaria que impone y que llevará a la muerte de la convivencia.
Y con su chulería de sabelotodo, que por ser el mas listo de la clase quiere que todos bailen al ritmo de sus delirios,
Y, en definitiva con ese negro indeleble que la historia no ha perdonado jamás, de los que se precian de su falta de empatía con todos aquellos que no piensa como él.