El mesías del independentismo, de profesión político, el impresentable Artur Mas, que hoy mismo pide dinero al estado español y ayer reconoció que no tenía para pegar a las farmacias.
El niño mimado del tres por ciento que metió el sentido común en las mismas bolsas de basura con las que el primogénito Pujol llevaba los billetes sisados a Andorra.