
Sube por la céntrica calle Santa Isabel y a la altura del cine Doré ni mira la cartelera. Busca la salida del barrio y se nota que sigue las indicaciones que le han dado, porque su mirada se centra en el nombre de las calles y cruza de acera unas cuántas veces antes de asegurar su salida por la calle Atocha.
Va disfrazada con vaqueros y unas amplias gafas de sol, pero es fácilmente reconocible. Anda despistada pero con coincide en su rumbo con el de los líderes podemitas que todas las mañanas realizan el mismo recorrido a la salida de uno de sus cuarteles centrales.
Está claro que por estrategia política no la acompañan, pero que acaba de terminar una reunión con los “mandamases del coletariado”. Se llama Cármen Chacón, es socialista, la generala en Cataluña, madre y esposa del señor Barroso, otro general electrónico del contador de nubes, poderoso caballero de la cosa mediática junto al empresario Roures, Ferreras y el apellidado Contreras. El círculo al completo de los millonarios de izquierdas a los que Zapatero concedió en el Consejo de Ministros del 25 de noviembre del 2005 la licencia de televisión analógica que todos conocemos hoy como La Sexta.
Y ahí va por la calle Atocha, sin escolta, enfundada en sus gafas la generala Chacón camino del palacio del poder, en el mismo día que el comunista Iglesias ha confirmado que para él, Zapatero ha sido el mejor presidente de España y, que por ello, procura pedirle consejo para los asuntos vitales.
Y es que los politólogos nos hablan de las corrientes internas del PSOE, de su vital importancia para conformar el futuro gobierno que saldrá de las urnas el próximo 26 de junio, nos remarcan las diferencias entre doña Susana y el culito bonito, las tensiones de sus varones y el cabreo de sus veteranos, pero poco, o nada, dicen del clan que ha inventado el concepto de socialdemocracia para blanquear a los podemitas, y que en estos días sigue al pie de la letra los preceptos de Maquivelo para conseguir el poder sin que los españoles ni España les importemos un pimiento.
Es lo que tiene la dictadura del coletariado de los millonarios progres a punto de subirse al coche oficial, y con escolta, ahora que todavía, nadie acaba de ver sus intenciones.