
“Se que este articulo sobre los animales de compañía, nuestras fieles mascotas y en concreto los perros, me traerá algunos comentarios adversos”
Se que este articulo sobre los animales de compañía, nuestras fieles mascotas y en concreto los perros, me traerá algunos comentarios adversos, pero estoy libre de culpa, porque he tenido perros a los que he cuidado con todo cariño y esmero pero, a diferencia de otros dueños de mascotas, nunca con amor, sentimiento que solo doy a los seres humanos, los verdaderamente capaces de aceptarlo o recharzarlo, por eso de que la evolución nos ha llevado a ese estado superior de conciencia.
Todo ese sentimiento amoroso hacia los perros viene del cine, cuando Walt Disney se le ocurrió humanizar todo tipo de animales. A partir de ahí, miles de películas, comícs y dibujos animados han sido una continua desfiguración de la vida animal, pues no solo se les ha dado características exclusivamente humanas, como hablar, que no el de comunicarse que sí lo poseen, incluso darles aspecto humanóide, dando a estas representaciones un carácter impropio de esos animales irracionales.
Todo eso ha llevado a un abultado tanto por ciento de hogares del primer mundo, a no a tratar correctamente a sus mascotas, sino a darles valores humanos, como si fuesen un miembro más de la familia. Se sientan donde quieren, se duermen en las camas de padres e hijos, comen comida especial para perros, (cuanto gasto habiendo otras necesidades mas perentorias), o las sobras y se lo dan en los platos de todos, les besan en la boca y gustan de sus lametazos a sabiendas de que pueden ser portadores de enfermedades, en fin múltiples ejemplos de desvarío.
Y claro está, todo esto ha aumentado considerablemente desde que la política mundial ha tomado unos derroteros peligrosos al influir en la demografía. Los lideres anónimos mundiales han decidido que no nazcan bebes, lo que ha traído una extrema propaganda LGTBI y la adopción de mascotas, que dan algo de satisfacción pero no las responsabilidades de un hijo.

“Para colmo, y además de a los perros, no solo han humanizado a todo lo que se mueve, sino incluso a plantas, muebles, maquinas, coches grúas…”
Cuando se muere, pues se adquiere otro y a empezar de nuevo. Para colmo, y además de a los perros, no solo han humanizado a todo lo que se mueve, sino incluso a plantas, muebles, maquinas, coches grúas… hasta una cebolla, como me apuntó hace unos días mi nieta Laura, Un desatino programado que, en una penúltima vuelta de tuerca, ha llevado a la cadena de televisión #0 a perrunizar a sus estrellas y presentadores. Así, ya no son personas, comunicadores, periodistas, artistas, no, son perros, eso si de distintas razas, imagino que como brindis a la globalidad y la alianza de las civilizaciones.
Una nueva apuesta, en definitiva, para quitarle la trascendencia que tienen en el planeta los seres humanos. La idiotización permanente para un mayor control de la población mundial. Claro, la culpa no es de las mascotas, sino de los dueños, mas bien esclavos, porque por hacer, hasta limpian sus cacas. Bueno algunos.