
«Se llama John Jairo Velásquez y le llaman Popeye, vaya usted a saber por qué. Popeye es un asesino. Y lo digo así de crudamente porque a él le gusta serlo»
Se llama John Jairo Velásquez y le llaman Popeye, vaya usted a saber por qué. Popeye es un asesino. Y lo digo así de crudamente porque a él le gusta serlo. Se siente orgulloso por ello y repite su historia, incluido el capítulo de la relación del régimen comunista cubano con las drogas, a todo aquel que desee escucharla.
Popeye es ejemplo de entusiasmo y vocación. Vocación inversa, pero, al fin y al cabo, vocación. Experto en muerte aprecia su experiencia en plenitud. Quizá por ello, es de los pocos que no ha sido asesinado todavía y ha sobrevivido encaramándose a su montón de muertos.
Una de las pocas personas que ha seguido su destino sin apartarse ni un milímetro del sendero que el mismo estableció. Nació para matar y lo asume sin sufrir la opresora traba de la conciencia. Se percibe como un profesional del asesinato y resultaría un ejemplar magnífico como sujeto de estudio para manuales de Psicología y posiblemente, para algún trabajo avanzado de Psiquiatría… John Jairo Velásquez, alias Popeye ocupa su lugar en el mundo, consciente de lo que ha sido y es. Sería un gran exorcista, pues es monolítico en su creencia y no habría espíritu capaz de poseerle y hacer cambiar su conciencia, convencida de sí misma hasta las últimas consecuencias.
«Popeye está aquí por ser el cronista involuntario de una realidad que debe ser divulgada: la relación de Escobar y el Narcotráfico con los hermanos Castro «
Popeye no ha sido traído a mis palabras por su mortal trabajo, ni porque fuera el sicario preferido de Pablo Escobar, al cual guarda una admirable fidelidad: virtud no tan fácil de mantener en el mundo del hampa. Popeye está aquí por ser el cronista involuntario de una realidad que debe ser divulgada.
En el relato de su vida, de la cual está tan orgulloso como lo estaría un favorito real, nos habla de la relación de Escobar y el Narcotráfico con los hermanos Castro. Involucra tranquilamente a un premio Nobel de Literatura: García Márquez, con este submundo; y levanta sin agobios la manta de la hipocresía que ha estado cubriendo al régimen cubano desde hace ya demasiado tiempo. Deja en paños menores a los portavoces caribeños de esa ideología hipócrita y destructiva, el Comunismo, que esclaviza pueblos y fabrica pobres, mientras sus mandatarios, o sus hijos, se pasean por el mundo en yates forrados de oro.
¡Sí!… hablo de esa Cuba a la que han acudido emocionados, para genuflexionar ante Fidel, todos nuestros progres conocidos y desconocidos. Esa Cuba, a la que el presidente de España ha enviado a los reyes con la idea de desgastar al país y a su regente.
Popeye explica como la ETA, envió a gente en 1987 traídos por “Miguel Ángel Ochoa Vázquez, a quien acusa de ser el verdadero patrón de Escobar. Y los trajo para enseñar a fabricar bombas al Cártel de Medellín, porque las que confeccionaban ellos no eran bastante potentes. Se encargó de ello un etarra, un tal “Miguelito”, asesinado después por el mismo Popeye por confraternizar y enseñar a otros a enfrentarse con el mismo Cártel. Asesinato reconocido sin problemas por el mismísimo sicario. Sí, ETA, la que admiran los partidos que debían estar prohibidos en España, la paciente. Y con cuyos cabecillas se hacen fotos los estupendos del pañuelito palestino al cuello.
«Y para que no se me acuse de inventar nada en esta medio opinión medio crónica, transcribo algunas de las palabras de este sicario»
Y para que no se me acuse de inventar nada en esta medio opinión medio crónica, transcribo algunas de las palabras de este sicario: “general” del narcotraficante que fue el más peligroso del mundo. Sin quitar ni poner comas ni puntos. Cualquiera que quiera comprobarlo, puede buscar a Popeye en Internet y asegurarse. Que eso tiene de mejor nuestra época, donde los testigos quedan grabados para la historia. Dice cosas como estas:
“De los cabecillas del M-19 y Pablo Escobar nació la idea de que Cuba y Nicaragua se convirtieran en socios estratégicos para el envió de cocaína a los Estados Unidos”.
“El contacto era Raúl Castro, que prestaba toda la infraestructura del ejército y exigía que los aviones llegaran de México y no de Colombia y con bandera de México«.
«El inicio de Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, en el cartel de Medellín. Narra el asesinato de su novia por ordenes de Pablo Escobar y a partir del minuto 23:50 los delitos de narcotráfico del régimen comunista cubano»
El mismo Popeye entregó al Premio Nobel a Gabriel García Márquez, que era el contacto entre Escobar, al que Popeye llama “visionario del delito”, y los hermanos Castro, unas cartas para Fidel y Raúl en nombre de Pablo Escobar…
No son desconocidas estas implicaciones para casi nadie. El régimen cubano se denigra solo. Pero, para muchos, queda en evidencia la maniobra del discutible gobierno que padecemos: Enviar a nuestros Reyes a un país cuestionable y cuestionado, para que España, que ya está debilitada y ridiculizada frente a Estados Unidos se convierta en enemiga del gigante y sufra por tanto las represalias de este: Un plan repugnante para deshacer el país. ¿De qué guiñol es marioneta el responsable? …
Ustedes me dirán. ¿Quién paga este plan diabólico para deshacer España?… Alguien con más conocimiento nos lo aclare. Las cosas están como están y no pintan bonito para el país.