Este verano de paseata, la Via Apia me susurró dos frases: Para la primera aprovechó la frescura de la sombra de un ciprés donde me cobijé un rato
El camino de La Paseata y un secreto inconfesable. Por Manuel Artero

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Este verano de paseata, la Via Apia me susurró dos frases: Para la primera aprovechó la frescura de la sombra de un ciprés donde me cobijé un rato
Las losetas del piso y los hermosos azulejos de la cocina y del baño se los había cambiado a una anciana de un solar en La Habana Vieja por una compra de comida para dos semanas
La SánchezVenganza de la cogobernanza: Me putearon durante el estado de alarma. Ahora les puteo sin él