
«Camino de casa para la gran cena de Nochebuena busco algún alma conocida pero no, que extraño. Este año es tristemente jodío»
Recuerdo las Nochebuenas de antaño, y siempre con una sonrisa provocada por los buenos recuerdos. La vida avanza deprisa con esos condicionantes que a veces no me gusta recordar pero siempre, siempre, siempre, termino haciéndolo porque somos los recuerdos que tenemos y son agradables…
Echo la vista atrás y echo de menos a gente que ya no está, o con quien ya no me junto por diferentes circunstancias, siempre buenas pues las familias crecen y la manada ya no cabe.
Que cosas tiene la vida; este año sobra sitio…
En fin, algunas normas son siempre de obligado cumplimiento así que me dispongo a cumplir una costumbre que consiste en ir a recoger el sorbete de limón a la tienda de los congelados, tal cual, calle arriba, poca gente, hay como neblina, calabobos quizás. Otros años a estas horas las prisas, abrigos de piel, ruido, musicón a tope desde alguna terraza y taconazos, este año poca leche y algún chándal (el mío).
Vaya palo…
Busco algún alma conocida pero no, que extraño. Claro los dos bares están cerrados; que horror no sé de qué viven los pobres. El súper cerrado, ¡Mira! El chinito como aprende, también ha cerrado ya.
-Hola María.
-Hola buenas noches, ¿Le doy ya lo suyo?
-Si por favor, ¿Te queda mucho?
-Nada media hora, lo que tarde en recoger…
-Bueno pues que se de bien y que pases buena noche y ¡Feliz Navidad!
-Igualmente y gracias…
Camino de vuelta, las luces de adorno parpadean para el deleite de nadie, que desperdicio de alegría e ilusión frustrada. Nadie conocido a la vista, algunas siluetas al fondo de la calle deambulan sin prisa, total ¿para qué?
Este año es tristemente “jodío”… Se oye música en casa de Társilo el vecino pero no habla nadie, ¿Será que su mente sigue procesando allegados?
¡Vamos!
24 de Diciembre, San Metrobio y Santa Irmina (hoy ración doble, que no falte de na´)
***