El Rey Juan Carlos nos libró de quienes querían atarnos a las cadenas. Por Guirong Fu

«Hoy hace cuarenta años que el Rey Juan Carlos nos libró de quienes querían atarnos a las cadenas»
Hoy, tras gozar de una democracia plena,
próspera y pacífica durante más de cuarenta años,
celebramos, con una mezcla de vergüenza y pena,
con qué enorme valor y entereza el Rey Juan Carlos
nos libró de quienes querían atarnos a las cadenas
de las que una modélica Transición vino a librarnos.
La hez de una vieja jerarquía militar de tintes autoritarios,
olvidada de a quién debía toda sumisión y obediencia
-ya no ese caduco dictador bajo cuyo yugo prosperaron,
sino una Constitución a la que dijo SÍ España entera-,
quiso, desde el Congreso, violentar lo más sagrado:
Una libertad recobrada tras cuarenta años de condena.
El cobarde intento culminó en fracaso,
al tiempo que supimos no tener a un Rey cualquiera:
El hombre que salvaguardó democracia y bandera,
por voluntad de un Gobierno de viles y taimados
no estará hoy en el Congreso, ni visitará Zarzuela.