
«El póquer del desastre lleva como “jugada” económica Deuda, Déficit, Inflación y Desempleo. Cuatro “cartas”, que nos llevan al abismo»
Supongo que todo el mundo sabe que el póquer es un juego de cartas que, generalmente, se juega con baraja francesa, consistente en conseguir, con cinco de ellas, una serie de combinaciones, de las que, la mayor, gana. Y que, como supongo que también sabrán, se puede jugar con cinco dados y las mismas combinaciones. Y estoy seguro también de que, incluso los no jugadores al conocido juego de naipes o dados, saben que la jugada que le da nombre consiste en conseguir ligar cuatro cartas –o dados– del mismo valor, una de cada palo: Póquer de ases, por ejemplo, que sería el ganador.
A veces, el juego en cuestión admite dos comodines que pueden sustituir a cualquier carta de la baraja. Así, con las cinco que corresponden a cada jugador por mano, en el caso de conseguir que cuatro fueran iguales, con el comodín, tendríamos un bonito repóquer.
Y, para ceñirme al título, bien podría referirme a cuatro cualesquiera de los que componen la “banda” de la Moncloa y el banco azul, líder incluido, claro. Pero me voy a referir primero al “póquer” de consecuencias que su penosa “gestión” –perdón por el eufemismo– ha “ligado” para desgracia de la mayoría de los españoles. Un “póquer” que está empeorando por días su calidad de vida y la situación de España.
Se trata, en este “póquer”, de una combinación de “D’s + I”, muy lejos de lo que esas siglas deberían significar, Desarrollo e Investigación. En este caso nuestra “jugada” económica es “Deuda, Déficit, Inflación y Desempleo”. Cuatro “cartas”, que nos llevan al abismo en esta crisis que, circunstancias mundiales adversas y un gobierno de desastre, el peor para el peor momento, tienen en sus manos como comparsa de la mesa de países desarrollados. Y vamos con lo que cada una de ellas significa:
Deuda: La correspondiente al último dato oficial, según circular del Banco de España de 18 de Enero de 2022, asciende a Noviembre de 2021 –ya veremos a 31 de Diciembre– a la escalofriante cifra de 1’43 billones, que equivale al 122’1% del PIB, con un crecimiento del 8’7% en términos anuales.
Déficit: El diccionario Oxford Languages, lo define como “Cantidad que falta a los ingresos para que se equilibren con los gastos”, es decir, hablando en plata, existe déficit cuando se gasta más de lo que se ingresa. Este déficit que, en 2018, cuando el doctor Plagio cum Fraude –en Economía para más inri– Pedro Sánchez llegó al poder, fue del 2’5%, cerró 2020 con un 10’95% y la previsión para el cierre de 2021 es del 7’9%. Mientras, la AIReF –Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal– estima un 4’8% para el presente año 2022 y el FMI prevé que entre 2023 y 2026 se mantendrá entre 4’2% y 4’4%. Lo dudo, si seguimos en estas manos.
Inflación: El dato que teóricamente refleja la pérdida de capacidad adquisitiva de los ciudadanos. Aunque, como es el resultado de la media de numerosos componentes, no de la misma necesidad y consumo, no debe tomarse literalmente. El cierre definitivo que publica el Instituto Nacional de Estadística a 31 de Diciembre ha sido del 6’5%, el más alto desde 1992, aunque el mismo Organismo le quita hierro y lo diluye diciendo que “la inflación media de 2021 ha sido del 3’1%”. Primera parte de una falacia, porque el ciudadano no afronta ese incremento medio, sino que en Diciembre ha pagado un 6’5% más que en ese mes del año anterior, que es lo que importa. La segunda es que el gobierno ha dado como inflación media el 2’5% que ha sido la utilizada para revalorizar pensiones.
Desempleo: Estimando que es el porcentaje de trabajadores en paro sobre el total de activos, los más de tres millones de personas sin empleo a 31 de Diciembre último, representan el 14’1%. Claro que entre las cosas “chulísimas” que hace desde su ministerio de Trabajo la vicepresidente segunda, Yolanda Díaz, como la “tarea de concitar una España que sea un auténtico proyecto de convivencia”, para ella “los trabajadores incluidos en los ERTE no están en el paro”. Así lo explicaba en una comparecencia en la que su colega de banquillo, José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, hacía enormes esfuerzos para no desternillarse de risa. Y tampoco se hace mucho hincapié en que el 42% del “empleo” creado, ha sido empleo público, es decir, improductivo y, seguramente, innecesario en su mayor parte, o sea, clientelar.
No voy a entrar en otros déficits como el educativo (abandono escolar o informes PISA, por ejemplo), el legal (con una justicia desigual para muchos), el sindicalista (y sus subvenciones que lo aumentan), el de una Sanidad global (diferente según la taifa autonómica), etc., que alargarían demasiado este artículo. En definitiva, todo lo que el gobierno de mediocres que nos “dirige” –al abismo–propicia con ese póquer que ha «ligado» y que nos mantiene en el podio de lo negativo.
Y ya puestos en la “suerte” del conocido juego, hablaba al principio de la opción que había de añadir ese par de comodines que, al afortunado en conseguirlos –uno o los dos– podría propiciarle el tener todo un repóquer, que podríamos conseguir de varias formas. Por un lado, con los cuatro socios de Podemos y el “comodín” de Izquierda Unida, que llevan colgado, el “carnívoro” Alberto Garzón. Por otro con cuatro cualquiera de los otros diecisiete y el no menos “comodín” volante –por lo del Falcon, obviamente– que es el presimiente Pinocho Sánchez y Pérez-Castejón por su santa madre.
Termino, con un breve comentario sobre la NO invitación a la conferencia de miembros de la OTAN, de los que parten el bacalao y ya veremos si algo más, para tratar el complicado asunto de Ucrania y Rusia. Puede sorprender a algunos la aparente contradicción de haber elegido a España para albergar la próxima reunión del Pacto del Atlántico Norte y no haberla invitado a la reunión en la que sí estuvo Polonia. Pero no, los que de verdad mandan no cuentan con esta España socialcomunista. Saben que en España se pasan bien unos días, por su buen clima y su oferta turística y gastronómica, entre otras cosas, pero para mesas donde se tratan temas importantes y confidenciales, el “socio” perseguidor por los pasillos de su colega estadounidense, no es de fiar y lo dejaron fuera. No es de extrañar que supongan que cualquier información que se pueda tratar no tardará en llegar a los socios del que lo apoya en el desgobierno, amigo de cubanos, chavistas venezolanos y otras especies de esa ralea.
Volviendo al juego, y para rematar, es lo que pasa cuando un aficionado va permanentemente de farol y se sienta en la mesa con tahúres, lo despluman a la primera. Y es que en un conflicto con Rusia, los países más serios –tampoco mucho, pero más– no se fían de un presimiente español que sienta a su mesa de gobierno a un repóquer de comunistas.