La dictadura, laboral y de los estados, solo contribuye al estancamiento de la sociedad. Por Rodolfo Arévalo

La dictadura, laboral y de los estados, solo contribuye al estancamiento de la sociedad.

«El mundo en libertad es la panacea de los humanos, la dictadura, laboral y de los estados, solo contribuye al anquilosamiento de la sociedad»

Ni soy tan joven, ni soy buena, ni soy nada, que no pueda de antemano merecer, se confunden los que piensan que soy tal y como soy, no se puede juzgar desde un balcón”. Esto es lo que muchas personas creen, al igual que mi amiga autora de esta letra a los diecisiete años, que así lo expreso para una de sus canciones en el año 1970, en vida de Franco. Desde luego hoy día para la gran mayoría de las personas jóvenes, no tendría mucho sentido. La sociedad ha retrasado mucho la edad en la que adquirir la madurez, en parte por una pérdida de responsabilidad por el colchón que ofrecen las familias y en parte porque muchos jóvenes no quieren asumir sus responsabilidades como adultos en este mundo actual, en parte porque no hay suficiente trabajo para todos.

A esto se le debiera buscar solución, por ejemplo reducir las jornadas laborales permitiendo a otros trabajar. Por eso no me extraña en absoluto, esa dejación de responsabilidad, tenerla implica también tener los medios para ser independiente y poder iniciar tu vida alejada de las alas de la familia. Todos hemos visto que en las películas americanas los jóvenes con dieciocho o diecinueve años abandonan su hogar de infancia para no volver jamás si pueden y generalmente así es. Van a la universidad o comienzan a trabajar profesionalmente. Si no van a trabajar y sí a la universidad suelen pagarse los gastos con algún trabajo en restaurantes de comida rápida bares pubs u otros lugares. Como poco se buscan algún trabajo que les permita pagarse la comida y la vivienda, para no tener que depender de sus padres. Es muy normal que pidan algún préstamo con devolución a futuro, cuando tengan un trabajo al salir de la universidad. Estarán muchos años pagando ese préstamo de independencia, pero lo harán con gusto. Pero no tienen miedo, y no lo tienen o tenían hasta ahora, porque sabían que la sociedad les garantizaba, que salvo que fueran unos inútiles o vagos redomados, acabarían por ganarse bien la vida.

Un amigo que tenía y aún tiene una empresa en Miami, aunque en la actualidad pase por una enfermedad grave que le impide trabajar, me dijo un día que él a sus trabajadores no los elegía por su titulación, sino más bien por su capacidad para trabajar en el campo que el requería. Si necesitaba un dibujante, no le pedía el título en bellas artes ni ningún otro, simplemente le pedía dibujos que hubiera hecho y en todo caso les pedía que dibujaran alguno de los productos de su negocio.

La capacidad de hacer un trabajo no la da un título, la da la capacidad para el oficio que se pide, o al menos la actitud para aprenderlo. Lo que esta claro es que, recién salido de la universidad o la formación profesional uno no está capacitado para trabajar y sacar adelante el trabajo diario en una empresa, se necesita el rodaje de semanas o meses para dar el nivel pedido. Por eso hay algo mucho más importante que los conocimientos para desarrollar un trabajo, estos se pueden adquirir, pero la actitud ante el trabajo, las ganas, la inteligencia y la motivación para hacerlo es algo que no regala ninguna universidad, ni escuela. La inteligencia, lo que aquí dicen ser “despabilado” es lo que hace que un trabajador sea rentable a la empresa.

Hoy en día todo el mundo quiere tener una carrera superior y realmente no sería necesario si los individuos pudieran demostrar que tienen la formación, cultura, conocimientos e inteligencia necesarios para desarrollar el trabajo. Pero ya sabemos que aquí en España, donde el más tonto hace relojes, hay que demostrar con títulos que se tienen esas capacidades. Eso es lo que da como resultado que luego algunos empresarios se quejen por el mal funcionamiento de muchos empleados. Estos creían que como “Pepe” tenía muchos másteres trabajaría de lujo, pero no, mire usted por dónde tener muchos másteres no es garantía de nada, lo único que da garantías de que un trabajador va a estar a la altura de las circunstancias es su inteligencia y su motivación, su gusto por el trabajo y el tener un estímulo adecuado, que desde luego no es un sueldo de 900 euros para vivir al borde de la miseria.

El otro día una mujer joven se me quejaba de que para qué servía haber estado sacando sobresalientes en la carrera, pagándose con las becas su propia formación, si al final todo se reducía a tener un puesto de currito de no mas de 1500 euros mensuales y eso por ser licenciado, no por su valor como trabajadora. Las empresas hacen muy mal una cosa que es valorar a sus empleados con un sueldo, al empleado hay que valorarlo con un sueldo, con confianza y con objetivos de mejora en el puesto a la vista. Es importante tener horarios flexibles y que las personas una vez logrados los objetivos de trabajo diario puedan tener libertad suficiente como para gestionar sus horas dedicadas, salvo que estén en una cadena de producción, pero entonces es que no tienen otras capacidades más valiosas.

No sé, el futuro del planteamiento del trabajo de los individuos, debe cambiar bastante si las empresas quieren obtener trabajadores eficaces, productivos y contentos, con sus vidas y trabajos. Porque está clara la afirmación de mi amiga en su canción, “Ni soy tan joven, ni soy buena, ni soy nada, que no pueda de antemano merecer, se confunden los que piensan que soy tal y como soy, no se puede juzgar desde un balcón”.

Hay jóvenes que en las guerras, incluso niñas de no más de quince años, son capaces de empuñar un arma para defender su país, ahí está ese plus que mueve a la humanidad día a día. El mundo en libertad es la panacea de los humanos, la dictadura, laboral y de los estados, solo contribuye al anquilosamiento de la sociedad y al estancamiento de la historia por falta de incentivos. Ese es el fallo de los comunismos. No se valora a los individuos que son la base de la sociedad y sí a estos tomados como grupo uniforme. Esto no lleva a ningún lugar porque quita de la ecuación la motivación personal para conseguir mejorar, por incentivos individuales. Está claro que no vamos a abandonar al que carezca de estas cualidades, pero con sistemas de trabajo adecuados a sus capacidades.

Rodolfo Arévalo

Nací en Marsella ( Francia ) en 1954. Viví en diversos países debido a los destinos que tuvo mi padre ( diplomático ). Estudié en colegios franceses hasta la edad de 12 años. Estudié bachillerato y COU en el colegio Nuestra Señora del Pilar de Madrid. Estudié música en el Real conservatorio de música de Madrid, formé parte y pertenecí a varios grupos musicales entre ellos “ Los Lobos “. Creé varios grupos musicales de Pop Rock. Toco el bajo y compongo canciones, música y letra. Estudié Fotografía general y publicitaria, diplomatura (dos años) de cinematografía e Imagen y sonido equivalente a Técnico Superior de Imagen y Sonido. Soy socio Numerario de la SGAE desde el 1978. Pertenezco a la Academia de Televisión. Soy un gran lector de libros de ensayo, divulgación y de vez en cuando novela. En el año 1985 Ingresé por concurso oposición a TVE. Fui ayudante de realización y realizador. En el año 2009 me pre jubilaron muy a mi pesar. En la actualidad estudio programas de tratamiento de imagen. He escrito varios guiones de cortometraje y realizado el que se llamó “ Incomunicado “, tengo otros en proyecto. Soy muy crítico conmigo mismo y con lo que me rodea. Soy autor de las novelas “El Bosque de Euxido” y "Esclavo Siglo XXI publicadas en Ediciones Atlantis. También me gusta escribir prosa poética. Me he propuesto seguir escribiendo novela.

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