A la deriva, tal como va la vida. Por Antonio Ramírez

A la deriva, tal como va la vida

«A la deriva es la obra de un superviviente, Steve Callahan, indomable por la adversidad y profundo amante de la dura y relación entre lo humano y el mar»

Sobre todo la política, que tiene el aspecto de un barco sin timón y a merced del oleaje de la conveniencia. Esta es la obra de un superviviente, Steve Callahan, indomable por la adversidad, persverante y profundo amante de la dura y bella relación entre lo humano y el mar, nos trae esta epopeya de un combate por la vida en soledad.

Durante más de dos meses, tras el naufragio de su velero, disponiendo de un pequeño bote salvavidas y lo imprescindible pero escaso, para sobrevivir unos días, Callahan aprendió el arte de pescar con lanza, de ir reparando hasta el extremo su frágil balsa y a exprimir los pocos recursos para poder mantenerse con vida y continuar luchando por ella. Escrito en primera persona por el protagonista del relato, «A la deriva» no es unicamente una gran aventura a semenjanza con otras que la historia de la literatura nos brinda, sino que, al mismo tiempo, nos introducce en el propio conocimiento de las posiblidades humanas ante la amenaza del hundimiento por desesperación.

Física y psíquicamente nos traslada a la naturaleza de la persona ante la más cruel y firme exigencia. Un clásico marinero inolvidable de la era moderna que viene bien condimentado al ser un hecho real. De extrema y dura belleza, no defrauda.

Antonio Ramirez Velez

Indígena melillense con varias decenas de años a mis espaldas. Periodista de profesión y dedicación institucional desde hace muchos años en lla Ciudad Autónoma de Melilla, anterior Ayuntamiento, con una paso también en la Administración del Estado, Delegación del Gobierno. Responsable en diversas legislaturas de gabinetes de prensa y relaciones institucionales, comencé a entender, hace tiempo ya, que el poder es un mar de ambiciones y conjuras permanentes y por ello la verdad, cuando sobrevive, vale su precio en oro. Mi paso por medios de comunicación, tanto públicos, como privados, me enseñó de la gran asignatura pendiente que tienen, aún, generaciones de periodistas sobre la consideración de su profesión y la dignificación de la misma.

Lector aplicado, que intento ser, concibo a los libros como uno de los últimos reductos de la libertad de pensamiento, generadores de opinión y salvaguarda, por ello, de la voluntad. Lo único que no nos puede ser arrebatado (Víktor Frankl).

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