Ternura y terruño. Por Antonio Ramírez

Ternura y terruño.

«Rimas encadenadas y Versos de medianoche, hablan de Rogelio López Durán y su amor por la tierra que siempre le acompañó»

Tantas veces la nostalgia va asociada a la ternura y tantas otras al terruño, en ocasiones a las dos juntas. Esta doble obra del poeta melillense de vocación y pasión, Rogelio López Durán, es un compendio de sus vivencias y sus querencias; de su añoranza por la tierra vivida, sentida y amada hasta la melancolía, Melilla. Pero es, a su vez, el recuerdo de olores, colores y tradiciones que formaron su identidad en este pequeño punto, enorme en sensaciones, norteafricano español.

 

Es también lugar para algún acceso de crítica hacia lugares más sombríos de nuestro deambular como españoles en estos ultimos tiempos, aunque más que nada, y a sí lo define este sensible autor, rimas, cuartetas, sonetos o décimas están construidas «pensando en los demás«.

 

Las metáforas, en su delicado y sutil uso, incardinan su obra  que derrocha, junto a la ternura, sinceridad . «Rimas encadenadas» y «Versos de medianoche«, hablan de Rogelio y su amor por la tierra que siempre le acompañó y en las personas que quedaron abrigadas en su corazón. Poesía sencilla, de grácil y facil lectura, donde la pluma coje la vida y los sentimientos al natural. Brilla su alma.

Antonio Ramirez Velez

Indígena melillense con varias decenas de años a mis espaldas. Periodista de profesión y dedicación institucional desde hace muchos años en lla Ciudad Autónoma de Melilla, anterior Ayuntamiento, con una paso también en la Administración del Estado, Delegación del Gobierno. Responsable en diversas legislaturas de gabinetes de prensa y relaciones institucionales, comencé a entender, hace tiempo ya, que el poder es un mar de ambiciones y conjuras permanentes y por ello la verdad, cuando sobrevive, vale su precio en oro. Mi paso por medios de comunicación, tanto públicos, como privados, me enseñó de la gran asignatura pendiente que tienen, aún, generaciones de periodistas sobre la consideración de su profesión y la dignificación de la misma.

Lector aplicado, que intento ser, concibo a los libros como uno de los últimos reductos de la libertad de pensamiento, generadores de opinión y salvaguarda, por ello, de la voluntad. Lo único que no nos puede ser arrebatado (Víktor Frankl).

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