
«¡Jamás imaginé que pudiera alumbrar, la España de hoy, tamaña inconsciencia! Y lo que me jode es que yo no he de verlo. Sino mis hijos!»
Don Narciso, ya sabrás ustedes, está de enhorabuena:
El señor Rufián tuvo a bien acogerle en su Club exclusivo.
Se comenta que sus socios no se dedican a ninguna cosa buena;
ya saben, algún que otro acto sedicioso, malversaciones a manos llenas
y a conspirar contra la unidad de España, de continuo.
Por cierto que son, hoy en día, todos ellos, delitos muy menores:
así lo decidió, don Narciso, en pago a túrbidos favores.
Y en sentido agradecimiento, claro, a que le aceptaran en tan ilustre peña,
algo que celebraron todos los españoles.
Predicen que en el próximo Tezanocís tanto remontará el PSOE,
que los sanchistas aullarán como licántropos bajo la luna llena.
Servidor compró ya unas cuantas balas de plata: al menda,
no volverán a pillarle bajados los calzones.
En cualquier caso, quisieron, los afables grupos separatistas,
gozosos por haberlos dejado don Narciso límpidos como una patena,
mostrarle su mejor cara e intención al partido sanchista,
al declarar que las estructuras de represión
del Estado a toda prisa ellos desmantelan.
Parece ser que es a eso a lo que llama, don Narciso,
«Asumir -por parte de ERC- el marco constitucional.»
Yo ‘asumo’, en cambio, oyendo a este pedazo de animal,
que le faltan más tuercas, al tío,
que al monstruo Frankenstein que compuso el mismo.
Y sus cagones acólitos, en vez de atornillar las pocas que le quedan,
de que se le caigan cuanto antes se diría que buscan la manera.
¡Así se ‘construyen’ LOS TIRANOS en cualquier siglo!
¡Jamás imaginé yo que pudiera alumbrar, la España de hoy, tamaña inconsciencia!
El pasado atroz revive… cuando cae en el olvido.
Y lo que me jode es que yo no he de verlo. Sino mis hijos!