Charles Aznavour, en el Olimpo de los grandes. Por Rafael Gómez de Marcos

Charles Aznavour. Fotografía de Alexandre Marchi

«Charles Aznavour no solo estaba a la altura de los más grandes de la canción francesa, sino que fue parte del movimiento que la forjó»

La noticia de su muerte hizo que los informativos franceses se olvidaran de la política. Había fallecido un grande de la música popular. Una voz imprescindible del olimpo de la chanson con Trenet, Piaff, Bécaud y Brassens. Sus composiciones y versiones habían sido la banda sonora de varias generaciones. Tenía 94 años y con él se acababa un tiempo, no quedaba ninguno de sus grandes, ni Trénet, ni Piaf, ni Brassens, ni Montand, ni Bécaud, ni Ferré, ni Dalida, ni Moustaki.

 

No solo estaba a la altura de los más grandes de la canción francesa, sino que fue parte del movimiento que la forjó, nunca olvidó el jazz como referencia, dominaba todos los tiempos de una canción y la escena como nadie. Escribió más de 800 canciones que han interpretado cantantes como Fred Astaire, Shirley Bassey, Ray Charles, Elvis Costello, Juliette Gréco, Liza Minnelli, Edith Piaf o Nina Simone, entre otros, vendió más de 100 millones de discos.

 

Algún… pensará que he cometido un atrevimiento al situar a Charles Aznavour a la altura de Trénet, de Piaf, de Brassens, de Montand, de Bécaud, de Ferré, de Moustaki. Todo lo que se ignora, se desprecia, la ignorancia y el error siempre han sido manantiales de mal humor.

Rafael Gómez de Marcos

Enamorado de la vida, reivindico mi infancia, mi verdadera patria, tres pilares, El Capitán Trueno, The Beatles y Joan Manuel Serrat, me fascina la ópera, me encanta bailar bachata y considero que decir cine americano es una redundancia. TVE no vio en mí ningún talento tras más de treinta años de servicios, Talento que me concedió la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión en reconocimiento a mi trayectoria profesional. Nunca he estado afiliado a ningún sindicato y jamás he militado en ningún partido. Mi cita de bandera es una frase de José Ortega y Gasset: "Ser de la izquierda es, como ser la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral".

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