
«Perseguir la mayoría absoluta es licito y me parece lo correcto, por eso de momento me trago el sapo…»
La semana que hoy termina nos deja mas verborrea política y la misma cantidad de cagalera legislativa que de costumbre. Es cierto que a la masa viscosa de instituciones corrompidas, ahora se le ha sumado el Tribunal Constitucional. El show del aborto ha sido clarividente y el PSOE manejará los hilos aunque pierda las elecciones.
Ciertamente este indigno revés (no por menos esperado), ha escocido muchísimo especialmente a la parte más conservadora del PP y a la parroquia de VOX. Y no es para menos porque después de trece años de inactividad al respecto (mayorías absolutas incluidas), los nuevos capos progres del alto tribunal, en una semana han despachado el recurso interpuesto por el propio PP sin contemplaciones, y con una rapidez inusual dando cobertura al Gobierno. El reconocimiento de la legislación de Zapatero que no fue en su día derogada por Rajoy, vuelve a dejar en una posición muy fea otra vez a los del PP, aunque me parece que a estas alturas no les importa demasiado.
Es verdad que los nuevos jueces han entrado siendo conscientes de que no abstenerse en asuntos en los que han intervenido directamente en su proceso legislativo, incrementa y menoscaba la legalidad y el buen hacer de la institución, aunque parecen tener instrucciones claras para reventar las normas bajo las que hasta ahora se regía la misma.
Al margen de la habitual corrupción social comunista, en el otro margen del mismo río, una buena parte de los ponentes del recurso en su día, no se creen que Feijóo (con una increíble deportividad), acepté la Ley de plazos del PSOE, porque no es muy comprensible, salvo que aceptar los preceptos socialdemócratas como norma casi general sea lo que previsiblemente nos espera del gallego y su PP de centro centrado socialdemócrata.
Teniendo en cuenta el tremendo, doloroso e increíble cambio de rumbo del PP en este asunto tan peliagudo, da la sensación de que la posibilidad de recurso fuera de nuestras fronteras (con lo que ello conllevaría de desprestigio para la justicia española), probablemente se quedará en agua de borrajas para no molestar al deseado electorado de centro-izquierda, ya que sin su apoyo difícilmente podrá optar a la presidencia.
Esto que parece indigno y tanto asco provoca a muchos, ha quedado más que patente viendo el posicionamiento de algunos líderes del partido como Cuca Gamarra o Borja Semper, mostrando públicamente este fin de semana su deseo por acercarse al PSOE (aunque digan que no lo encuentran), rechazando de pleno a VOX por temor a que le siga comiendo la tostada. Es cierto que ya los queda menos que perder por la derecha y mucho que ganar por la izquierda y como es así, aplican el tacticismo político utilizado por ellos mismos en otras ocasiones para ensanchar el partido, tratando de captar a esos 800.000 indecisos que deciden que la balanza se decante del rojo al azul o viceversa.
Muchas veces se afirma que el “biparty” estaría encantado de reconciliarse colaborando en la alternancia, aunque esa posibilidad actualmente es más un deseo húmedo de románticos trasnochados de los que todavía anhelan las grandes coaliciones germanas. En España, la izquierda pese al paso del tiempo es nociva y guerra civilista, y la derecha moderada con sus actos parece que no se cansa de pedir perdón, y suplicar que le dejen de vez en cuando conducir, aunque sea con el piloto automático controlado a distancia por el PSOE.

«Las derechas no saben compartir y les encanta o hacer la pinza con la izquierda (VOX), o ser su muleta (PP)»
Por tanto y viendo lo que sin despeinarse nos cuentan los líderes moderados de nuevo; está claro que aspiran a engañar al máximo número de socialistas descontentos, para pactar después con VOX sólo en caso de extrema necesidad, y si este saca menos de los 52 escaños actuales lógicamente les tocará tragar de lo lindo. De ser así, una vez perpetrado y firmado el pacto, también engañarán a los suyos de nuevo para salir de la crisis como ya ha pasado antes, y a los de VOX como ya se ha visto en Castilla y León, los tratarán de chulear en lo ideológico.
Una vez en el Gobierno, pactar con el PSOE a cascoporro todo lo que se les ponga por delante (aún con los votos de VOX en contra), sería lo deseable para Feijóo, aunque sinceramente a día de hoy no lo veo porque en el PSOETA reinará el principio del “no es no”, por lo que igual el futuro Gobierno dura poco si se le cruzan los cables a los de Abascal.
Alguno pensará que estoy divagando: al tiempo. Espero equivocarme, aunque a diferencia de las izquierdas, las derechas no saben compartir y les encanta o hacer la pinza con la izquierda (VOX), o ser su muleta (PP). Por otro lado; del PSOE sólo escucharemos eso de “rompan con la extrema derecha y luego ya si eso lo vamos viendo”. Espero que no caigan en la trampa “sanchista” esté o no el autócrata al frente.
Perseguir la mayoría absoluta es licito y me parece lo correcto, por eso de momento me trago el sapo, pero llegado el caso; de no entenderse correctamente en un Gobierno de coalición, el ambiente será irrespirable además de en la calle y las instituciones, en el propio ejecutivo. Aún así ya veremos y de suceder, seamos incautos y confiemos otra vez en su madurez.