
«Nos llega la misma cantinela de siempre por parte de la señora Gimeno, la doña nombrada por la inefable Irene Montero, señora de casoplón, para liderar el Instituto de la Mujer»
La paciencia del español se diluye cada vez más, en especial la de la mujer, que ve utilizada, y ridiculizada su dignidad por parte de algunas personas empeñadas en situarla como peón en el ejército patético de feminazis tristes, que solo imaginan a la mujer auténtica, pero que no la conocen porque ellas están en otro escalón. Harta está de ser azuzada en contra de quien, lo quieran o no las “hombras”, es su complemento. Esta vez, nos llega la misma cantinela de siempre por parte de la señora Gimeno, la doña nombrada por la inefable Irene Montero, señora de casoplón, para liderar el Instituto de la Mujer.
Instituto de la Mujer, cuya función anda algo indefinida, de momento, pues, desde el puesto de más responsabilidad, llueven sobre nuestras cabezas preocupantes consignas fuera de contexto, basadas en dudas existenciales y suposiciones personales sobre particularidades sexuales de las “oprimidas” mujeres a las que “la heterosexualidad esta aplastando”. Y estas pamemas nos llegan a cargo de una defensora ideológica de esa entelequia del “peligroso” heteropatriarcado, desempolvada para la ocasión no hace mucho tiempo.
«Parece que los genitales son el nudo gordiano; foco de preocupación de la panda lesbiano-feminista, como denomina a su grupo doctrinal la señora Gimeno»
Parece que los genitales son el nudo gordiano; foco de preocupación de la panda lesbiano-feminista, como denomina a su grupo doctrinal la señora Gimeno, que dice que las mujeres solo somos libres si le metemos un dildo por el trás a nuestra pareja masculina. No obstante, añade ella, que esta nos daría una torta, cosa que también haríamos nosotras si un esperpento heteropatriarcal o matriarcal o lo que fuera, intentara introducirnos cosas raras por la puerta trasera.
A ver señora: ¿Por qué coño, nunca un mejor contexto para el palabro, resulta importante para la política de España y la igualdad que, a las “feministas hetero sexuales les resulte difícil hablar de sexualidad por ser esta un foco de desigualdad”, según usted?… ¿Qué desigualdad? ¿Qué interés político tiene el meter mano en la vida sexual de la gente?
¿Por qué considera que lo que pasa dentro de tangas y calzoncillos es un asunto ministerial?
¿Por qué se monta el lío ese de que “las feministas lesbianas deben tener una sexualidad cuestionadora del heteropatriarcado?”
«La igualdad Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, significa que todas las personas somos iguales en derechos y nada más»
¿No hablaba usted de igualdad? Porque la igualdad Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, significa que todas las personas somos iguales en derechos y nada más. Que luego, cada cual puede visitar el baño cuando quiera, comer cuando tenga hambre, fornicar con quien y cuando le pluja, sin que de un ministerio estrambótico emerja una vocecilla acusadora denigrando aun más a las mujeres, con ese ataque ridículo y cotidiano a los hombres.
¡Sea usted lesbiana! como si fuera baja, delgada, rubia o con los ojos marrones; bendecida está, pero, oiga, no fastidie, que si no se come usted un colín no es culpa del nebuloso “hetero patriarcado” ni de los hombres ni de las mujeres, será que no tiene usted gracia para llevarse al huerto a ninguna señorita de buen ver. Aunque ahora que anda usted por los ministerios con un carguito respetable, igual… que en las cosas del interés no hay heteropatriarcales, patriarcales solo, heteromatriarcales y quisicosas de esas de mujeres y de hombres, que el poder engancha mucho.
«Mire usted, señora Gimeno, farfolla usted discursos que no hay quien entienda con tal de denigrar a su enemigo natural: el hombre»
Mire usted, señora Gimeno, farfolla usted discursos que no hay quien entienda con tal de denigrar a su enemigo natural: el hombre. Resulta, amiga mía, Que el tipo que viola es un violador y un delincuente, no un hombre común perteneciente al universo “heteropatriarcal”.
El poder se gana, y ahora, mujeres u hombres, sí cuentan con cerebro, inteligencia y formación, – menos en ciertos partidos políticos españoles donde eso es un hándicap -, pueden alcanzar cualquier poder sin que nadie investigue la condición de sus partes pudendas ni se preocupe por lo que introduzcan en sus más íntimos orificios unas y otros.
No olvide que el criterio, la inteligencia, la sabiduría, el saber estar y hacer, y todas las cualidades que muestran a una persona como eso mismo: persona, se encuentran sobre los hombros, en ese apéndice redondo que soporta nuestros ojos, boca, narices y pelo. Que los genitales dan juego, pero no piensan, porque su función es la de generar; O sea, reproducir gente, si es posible sin pausa, para que la ley de la Naturaleza se lleve a cabo, sin que haya mucha discriminación si lo que se gesta será un tonto a las tres, una señora lesbiana, o un conductor de autobús.
«Alguien de su afecto debiera recordarle señora Gimeno, además, que cuando se ostenta un cargo, hay que desarrollar cierta facilidad de expresión»
Alguien de su afecto debiera recordarle señora Gimeno, además, que cuando se ostenta un cargo, hay que desarrollar cierta facilidad de expresión delante de sus votantes y votantas para no quedar como el culo, nunca mejor dicho ya que hablamos de bajos.
Hemos leído sobre usted y conocemos por usted misma de sus meditaciones y cuestionamientos sobre lo que pensarán y sentirán los hombres cuando ven una mujer joven, vieja, niña, etc.… Pues mire usted, yo creo que ninguno me va a contradecir si le digo que, lo mismo que usted piensa. Ya sabe que algo de hombre hay en usted, sin acritud lo digo, puesto que la inclinación de una lesbiana hacia el sexo femenino es igual que la de un hombre.
«Usted señora Gimeno lo que es, es una filósofa de aquí te espero; solo que, su filosofía, se ha centrado en lo que antiguamente se llamaron las vergüenzas»
Usted señora Gimeno lo que es, es una filósofa de aquí te espero; solo que, su filosofía, se ha centrado en lo que antiguamente se llamaron las vergüenzas, o sea, los abajos, que también tienen derecho, ¿no? Las mujeres hetero, agradeceríamos mucho que nos dejara en paz, puesto que nosotras, no somos mas que mujeres, no violadoras de hombres “pa” que se enteren. ¿Vamos a ser coherentes? ¡Ah!, ¿Que no?… Pues vale señora Gimeno. Usted misma