
«La vuelta al mundo en un dedal. (Capítulo 8): Lo último esperable, de Ucrania en nombre de la libertad, es su rendición»
(a)
Leo… y juro a ustedes que me invade gran desazón:
Los pobres ucranianos que se han visto obligados
a cobijarse en otros países, ya más de 8 millones son.
Dicho de otro modo: el 20% de la ucraniana población.
(b)
Mujeres y niños en un 90%. Atribuladas familias
con padres y maridos en el frente, muriendo y matando.
Angustia, conmoción y tristeza es su pan de cada día,
lejos de esa patria amada que Putin va destrozando
porque no en vano, asevera él, tiene en ella el ‘nazismo’ su guarida.
(c)
Y la guerra, entretanto, sigue cavando
tumbas a golpe de bombas y de metralla;
tumbas que de cadáveres se van llenando
con aquellos que cayeron en el campo de batalla,
y en donde combatientes de ambos bandos,
‘por la fuerza de un destino’ dictado por un puto canalla,
(d)
sus sangres yertas acabarán al fin mezclando.
Con todo, apenas supera ello la simple paparrucha
comparado con el alcance de un futuro nuclear:
sería, entonces, el planeta entero, una sola tumba
en donde ‘el aire pausado de los siglos’
a todos iba a encargarse de enterrar.
(e)
Bien se diría que cuando, ‘El Mal’, de ‘El Bien’ pretende enseñorearse,
no han de dolerle prendas siquiera de consigo mismo acabar
con tal de ver que a ese ‘Bien’ hasta el abismo final pudo llevarse.
Una certidumbre, ésta, que ‘el mundo libre’ nunca debiera de olvidar.
(f)
No obstante, lo último esperable, de Ucrania, es su rendición:
aunque lleven 100.000 heroicos soldados enterrados
y 30.000 civiles inocentes criando malvas en el camposanto,
jamás creerán valorar en demasiado… la libertad de su nación.
(g)
Y justo en nombre de esa libertad cuyo anhelo compartimos todos,
ojalá no dejen nunca de sentirnos a su lado:
cada uno de sus muertos dio la vida frente a un monstruo
que querría vernos sometidos y humillados:
(h)
30.000 veces Imperdonable sería y 100.000 veces vergonzoso
que cada uno de sus heroísmos hubiera sido en vano.
Por cierto que el yayo Joe Biden resolvió
mover su escuálido culo hasta la capital ucraniana.
Un detalle que sin duda Zelenski agradecerá;
(i)
sobre todo si un gran arsenal de munición
y de moderno armamento lo acompaña;
que no sólo con heroísmo se defiende la patria amada
y la insobornable voluntad de vivir libremente
de cualquier democrática nación.
(j)
Para defenderse con discursos altisonantes y vacuos,
apelando al suicidio colectivo ruso en nombre de su maldad,
ya tiene, Putin, una siniestra legión de altos mandos
que acaso -como le ocurriera a César- el día menos pensado
hundirán puñal bien afilado en su maligno costillar.
(k)
Ojalá todos los buenos demócratas vivamos
para ese día, alegre y pacíficamente, poder celebrar:
nuestro corazón nada deseará tanto como abrazar,
siquiera en la distancia, al heroico pueblo ucraniano
que tanta sangre habrá derramado
en defensa de nuestra propia libertad.