Conversaciones en el andamio. “Yoli tenacillas”… ¿Hay alguien ahí? Por Francisco Gómez Valencia

Conversaciones en el andamio. “Yoli tenacillas”… ¿Hay alguien ahí?

– ¿Escuchaste a Yolanda Díaz ayer en Bruselas?

– Pues no. No tengo otra cosa que hacer… ¿por?

– Dijo que su reforma laboral ensancha derechos.

– ¿Qué ensancha derechos?

– Que ensancha derechos.

– ¿Y eso qué es lo que es…?

– Ni idea ¿Los derechos se ensanchan?

– Los míos no.

– Ni los míos. Los derechos se garantizan y para eso esta la división de poderes. Justo lo que no existe en España.

– ¿Pero esta no es la que ha falsificado las cuentas del paro escondiendo a medio millón de personas?

– Ya ves…

– ¿Y por qué no dimite si nos ha mentido a todos…?

– Porque eso sí que significaría ensanchar los niveles de la democracia y transparencia de la gestión del Gobierno.

– ¿O sea que esta pájara esconde parados y Sánchez escondió a miles y miles de muertos por covid mientras anda desenterrando a otros?

– ¡Así, muy bien; dabuti, ya veo que lo pillas…!

– ¿Dabuti? Eso no es una marca de motos.

– Eso es Ducati imbécil…

– ¡Ah! Jajajaja. No te entiendo macho! ¿En qué hablas?

– En castellano antiguo que “asín”: “sentiende’ mejor.

Yoli tenacillas. Ilustración de Linda Galmor

Feliz día de Santa Matilde.

Españistan 14|03|23

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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