
«Jesús en la Cruz se solidariza con todos los inocentes que sufren injustamente y que no ven escuchados sus gritos en este mundo»
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). Como todo en la vida de Jesús, este gemido que sale de las profundidades de un cuerpo exhausto tiene función de revelación. Si miramos a nuestro alrededor sin ingenuidades, veremos que frecuentemente los justos son los que salen perdiendo. Es la constante verdad del salmo 73: «A los impíos les va aparentemente bien, a los que quieren vivir cara a Dios les va aparentemente mal». En este sentido, Jesús en la Cruz se solidariza con todos los inocentes que sufren injustamente y que no ven escuchados sus gritos en este mundo.